El Caserío (León) imparte terapia ecuestre a más de 1.000 discapacitados desde su puesta en marcha en 2004

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Europa Press Nacional
Actualizado: sábado, 22 marzo 2008 19:07

LEÓN, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Caserío, ubicado en la localidad leonesa de Robledo de Torío, ha impartido terapia ecuestre a más de 1.000 discapacitados desde su puesta en marcha en 2004 y el pasado año acogió a 350 personas y desarrolló 26 campamentos en colaboración con centros de toda España.

La Fundación Carriegos desarrolla su terapia ecuestre en el centro El Caserío, un antiguo caserón que perteneció a la familia Flórez. Cuando se efectuó su rehabilitación para disponer de unas instalaciones adecuadas para impartir la terapia ecuestre, se mantuvo la estructura originaria; se respetaron los materiales y se eliminaron todas las barreras arquitectónicas con el fin de que cualquier persona en silla de ruedas pudiera desplazarse por las instalaciones con total libertad.

Respecto a las actividades que se desarrollaran durante el presente año, en el momento actual se encuentran cerrados 18 campamentos de terapia con grupos de Castilla y León, Gacilia, Asturias y Madrid, aunque previsiblemente la cifra se engrosará de cara a los meses de verano.

En cuanto a las expectativas para el presente año, la Fundación Carriegos prevé alcanzar durante los 350 pacientes atendidos durante el pasado año, entre los que acudirán a recibir terapia de manera externa y los que participarán en los diferentes campamentos.

En este sentido, los responsables del centro señalaron que esta semana comenzó un campamento en el que participa un grupo de autistas procedente de Madrid y explicó que la pasada semana la Fundación Carriegos firmó un convenio con el Imserso y con la Universidad de León mediante el cual este año se desarrollará un curso de 320 horas teórico-prácticas con el fin de formar a especialistas en terapia ecuestre.

EQUIPO PROFESIONAL.

La Fundación Carriegos ha configurado un grupo multidisciplinar experimentado, con una plantilla compuesta por técnicos deportivos en equitación acreditados por la Real Federación Hípica Española y el Comité General de Deportes, fisioterapeutas, educadores especiales, psicólogos, monitores de tiempo libre, un veterinario y el personal de mantenimiento preciso para mantener en unas adecuadas condiciones las dependencias de El Caserío.

Sus dependencias disponen de cuatro pistas de trabajo: dos cubiertas y dos al aire libre que se emplean para las sesiones de terapia ecuestre o para las clases de equitación según las necesidades.

Desde su puesta en marcha, el Caserío ha realizado terapia con personas con síndrome de down, parálisis cerebral, diplejia espástica, síndrome de west, leucomalacia periventricular, retraso psicomotor, retraso motor, tetraplejia espástica, hemiparexia espástica, hipoacusia, retraso mental y autismo.

Asimismo, cuenta con una escuela abierta al público en general que imparte semanalmente equitación deportiva a personas con edades comprendidas entre 6 y 65 años. El nivel de las clases va desde iniciación hasta perfeccionamiento.

EL CABALLO, "APACIBLE Y NOBLE".

El caballo de terapia, según la Fundación, aporta grandes beneficios a las personas y debe cumplir algunos requisitos: un carácter apacible y noble, buenas actitudes y manera, debe tolerar el trabajo rutinario, tiene que poseer una buena conformación morfológica y es recomendable que pase de la edad adolescente, los ocho años.

Asimismo, cada caballo es diferente, por lo que el monitor y el terapeuta lo analizan "en profundidad" con el fin de detectar qué animal es mejor para cada persona. Antes de interactuar con el paciente, el caballo debe contar con un entrenamiento previo que le permitirá aprender, adaptarse al trabajo y a las posibles reacciones que tengan las personas.

"UN PROCESO PEDAGÓGICO Y REHABILITADOR".

La terapia ecuestre es "un proceso pedagógico y rehabilitador", con una aplicación personalizada que pretende al total integración de la persona y procura conseguir su autonomía, según subrayaron los responsables del centro.

Así, aseguraron que el trabajo con estos animales "repercute positivamente" en diferentes áreas: emocionales, sensomotrices, cognitivas, así como mejoras en la relación e integración. En cada modalidad de terapia se trabajan estos aspectos, aunque en cada una de ellas predomina uno de ellos por encima del resto.

De esta manera, casi la totalidad de discapacidades y trastornos pueden beneficiarse de la terapia, siempre acompañadas de los profesionales especializados en cada uno de los ámbitos. De esta manera, el Caserío de la Fundación Carriegos realiza diferentes modalidades de terapia: hipoterapia, equitación terapéutica, equitación adaptada, volteo terapéutico o psicoterapia asistida.

Según destacó la psicóloga encargada del centro, los niños con discapacidad disfrutan de un entorno lúdico y de ocio y encuentran muchos aspectos que les motivan y facilitan su aprendizaje. "La gratificación del trabajo realizado en la terapia es que los niños se sienten válidos, mejoran su autoestima, su seguridad y su contexto emocional, cognitivo y físico", recalcó.

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