MADRID 27 Dic. (EUROPA PRESS) -
Japón es conocido por su capacidad para integrar la tecnología más avanzada en la vida cotidiana sin romper con sus tradiciones. Esa convivencia se aprecia en muchos ámbitos, también en los espacios más privados. Los baños japoneses, famosos por su sofisticación, son un buen ejemplo de cómo distintas formas de entender la higiene y el uso del espacio han convivido durante décadas.
Para entender por qué en algunos casos parece que los japoneses utilizan el inodoro mirando hacia adelante, basta con conocer qué tipos de baño existen en el país y cómo se usan realmente. No se trata de una costumbre extraña ni de una norma cultural específica, sino de una consecuencia directa del diseño y la historia de los distintos inodoros que aún hoy conviven en Japón.
DOS INODOROS, DOS FORMAS DE USO
En Japón conviven desde hace décadas el inodoro tradicional y el inodoro moderno de estilo occidental. Ambos siguen utilizándose, aunque no en los mismos espacios ni con la misma frecuencia.
El inodoro tradicional, conocido como washiki, es una placa o canal a ras de suelo que se utiliza en cuclillas. En este caso, la persona se coloca orientada hacia el extremo frontal del canal, lo que desde fuera puede interpretarse como "mirar hacia adelante". No hay asiento ni respaldo: la postura obliga a esa orientación y responde a un diseño pensado para evacuar sin contacto con superficies.
Este tipo de inodoro fue el más común durante generaciones y todavía puede encontrarse en baños públicos antiguos, estaciones de tren más viejas, colegios o zonas rurales. Su uso está ligado a hábitos históricos de higiene y a una forma tradicional de ocupar el espacio.
CUÁNDO LLEGA EL INODORO MODERNO
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón empezó a adoptar progresivamente el inodoro occidental. Con el tiempo, este modelo evolucionó hasta los conocidos washlet: tazas con asiento calefactado, chorros de agua regulables, secado y paneles de control.
Hoy en día, este tipo de inodoro es mayoritario en viviendas, hoteles, restaurantes y edificios modernos, y se utiliza igual que en Europa: sentado, de espaldas a la cisterna. En estos casos no existe ninguna indicación ni costumbre de sentarse "al revés".
POR QUÉ DA ESA SENSACIÓN DE "MIRAR HACIA ADELANTE"
El malentendido nace de la convivencia entre ambos modelos. En el inodoro tradicional, la postura obliga a orientarse hacia delante; en el moderno, aunque la posición es la habitual en Occidente, el usuario suele mirar hacia un panel de control situado a un lado o delante, lo que refuerza visualmente esa idea.
No se trata, por tanto, de una norma cultural peculiar, sino de una cuestión práctica ligada al diseño del inodoro y a la coexistencia de tradición y modernidad.