MADRID, 5 (EUROPA PRESS)-
La fiscal de la Audiencia Nacional María José Checa pidió hoy una pena de 40 años de prisión para el dirigente de la organización terrorista ETA José Javier Arizcuren Ruiz, alias 'Kantauri', por el asesinato el 26 de junio de 1985 de Estanislao Galíndez Llano, cartero de Amurrio (Álava) al que la banda asesinó de tres tiros por considerarle confidente de la policía.
Durante el juicio, que quedó visto para sentencia ante la Sección Tercera de la Sala de lo Penal, la fiscal elevó a definitiva su petición de 30 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y diez más por la utilización ilegítima del vehículo con el que se cometió el atentado, delito contemplado en el Código Penal de 1973 y que resulta más favorable para el acusado.
Según el actual Código Penal, la pena debería ascender a doce años por la detención ilegal durante unas horas del conductor del turismo.
El dirigente etarra se limitó a reconocer que es militante de ETA y se negó a contestar a las preguntas de la fiscal y a ser defendido por su abogada para no tomar parte en lo que calificó como un "teatro". Su letrada pidió la libre absolución.
La representante del Ministerio Público justificó su petición de cárcel en la declaración ante la Guardia Civil que realizó en 1989 el miembro del 'comando Araba' Juan Carlos Arruti Aizpitarte, alias 'Paterra', ya condenado por estos hechos y que asumió entonces la autoría del atentado junto a otro etarra al que identificó como "el Navarro". Hoy durante la vista negó esta declaración y aseguró que la hizo bajo "torturas y presiones".
También declaró un testigo que presenció a unos 50 metros del lugar de los hechos cómo dos o tres hombres y una mujer se bajaron de un vehículo en la calle Mendico de Amurrio, rodearon al cartero cuando se dirigía en bicicleta a su puesto de trabajo y le dispararon tres tiros con dos pistolas diferentes después de pedirle la documentación para corroborar su identidad.
Otro testigo presencial declaró que vio circular al turismo y escuchó los gritos de socorro de la víctima y los posteriores disparos.
SIN TESTIMONIO DEL CONDUCTOR.
En el juicio no pudo testificar por enfermedad el conductor del vehículo utilizado en el atentado, que denunció en su momento que fue conducido a punta de pistola por los dos etarras a un pinar próximo a Amurrio. Allí, ambos le introdujeron en el maletero del coche, desde el que pudo escuchar la secuencia completa del crimen, en el que también participaron un hombre y una mujer que se subieron al turismo en este paraje. Tras el asesinato, los etarras abandonaron el vehículo en el cementerio de Larrumbe.
El análisis de las pruebas periciales puso de manifiesto el hallazgo, en los casquillos de bala hallados en el lugar del atentado, de huellas de Soledad Iparaguirre, 'Marisol', y 'Parterra', pero no así de 'Kantauri'.
Según el informe forense, el cartero de Amurrio murió como consecuencia del shock traumático-hemorrágico que le causaron tres impactos de bala, dos que le alcanzaron en la cabeza y otro que le atravesó el tórax y le provocó una rotura cardiaca.