Gobierno catalán acusa al TS de cambiar el sistema penitenciario con los líderes independentistas presos

BARCELONA, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -

La consellera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella, ha explicado este viernes que la aplicación del derecho penal y penitenciario se tiene que basar en la evolución de los encarcelados y no en su pensamiento ideológico, y ha acusado al Tribunal Supremo de "cambiar el sistema penitenciario con los líderes independentistas presos".

En una entrevista a Rdio 4 y La 2 recogida por Europa Press, la consellera ha reaccionado a las informaciones que adelantan que los magistrados del Supremo se inclinan por estimar el recurso de la Fiscalía contra el tercer grado a los líderes independentistas presos por su "falta de arrepentimiento".

Capella ha afirmado que el Supremo está cruzando una línea que tiene que ver con la libertad ideológica y con el derecho de expresar las ideologías políticas, ya que si se confirma esta posible decisión "estarían cambiando el sistema penitenciario para introducir el arrepentimiento como elemento de decisión para el progreso de grado".

La consellera ha considerado que en un Estado democrático y de derecho es "deplorable" que los medios adelanten la decisión del tercer grado antes de que los mismos presos sean notificados por la resolución, y ha recordado que los magistrados de vigilancia penitenciaria han avalado no sólo el tercer grado sino también el artículo 100.2 "con solidez en la argumentación jurídica".

'LO VOLVEREMOS A HACER'

Capella ha argumentado que "si el 'lo volveremos a hacer' es presunción de culpabilidad hay una ruptura explícita del sistema del Código Penal", ha criticado la forma de actuar del alto tribunal respecto a los líderes independentistas presos y ha apoyado la amnistía.

Ha explicado que en estos momentos en los centros penitenciarios catalanes hay 1.000 personas que no tendrían que estar en un centro penitenciario, que tendrían que estar clasificados con tercer grado porque son delitos leves, y ha considerado que el ingreso en prisión conlleva una ruptura emocional y socioeconómica de los presos y todo su entorno familiar, y que "la prisión tendría que ser la última opción".