Los informes psicológicos revelan que la acusada de infanticidio en Segovia no sufría trastorno mental ni shock

Actualizado: miércoles, 6 febrero 2013 16:12

La defensa admite delito de abandono de menor y la fiscal incluye un atenuante por colaboración con la justicia


SEGOVIA, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los informes redactados tras las pruebas psicológicas practicadas a la mujer polaca acusada de infanticidio en Segovia reflejan la ausencia de trastorno mental así como de estado de shock en el momento en que ésta dio a luz sola en un pinar de Mudrián y abandonó después al bebé en un paraje de la vecina Chatún, el 30 de octubre de 2011.

En tales conclusiones se deja constancia en todo caso de la impresión que los hechos causaron a la joven, Magdalena K. C, de 28 años entonces, según señalaron ayer los facultativos y ha recordado el Ministerio Fiscal durante la vista oral celebrada este miércoles en la Audiencia Provincial, donde el lunes comenzó el juicio.

La fiscal ha considerado, a la vista de unos informes psicológicos que ha calificado como "demoledores", que no existe posibilidad alguna de que la joven permaneciera en shock porque contó después de forma espontánea y con todo tipo de detalles lo ocurrido.

Considera además que actuó "de forma premeditada", dado que ocultó su embarazo desde el principio, en ningún momento pidió ayuda, justificó su estado inventando que estaba bajo tratamiento oncológico y se procuró la soledad necesaria para dar a luz en solitario.

Tampoco, ha dicho, posibilitó que alguien recogiera al pequeño, pues lo abandonó en un pinar sin posibilidad de subsistir o de que alguien lo localizara, pues era ya de noche y el lugar donde lo depositó se encuentra a 300 metros de la carretera, desde donde era difícil divisarlo.

La fiscal no admite tampoco el atenuante de miedo insuperable, pues según las declaraciones de la propia acusada y su jefa ya había finalizado su actividad en Viveros La Segoviana, donde ultimaba la limpieza de las viviendas de los temporeros para sacar un dinero extra.

Además, la propia jefa aseguró que un embarazo nunca le ha impedido contratar trabajadoras ni desarrollar la labor, que ella misma llevó a cabo en avanzado estado de gestación.

Así, el Ministerio Fiscal rechaza los atenuantes de trastorno mental transitorio y miedo insuperable, así como de estado de necesidad. Añade, por el contrario, el agravante de parentesco al haber fallecido el pequeño en manos de su propia madre. Admite atenuante por colaborar con la justicia y relatar lo ocurrido, si bien ha precisado que confesó los hechos una vez se vio "acorralada".

En sus conclusiones, ratifica que Magdalena K. C. es culpable de un delito de asesinato por abandonar de forma deliberada y consciente al niño, al que vio siempre como un "estorbo" y al que dejó indefenso en un lugar diferente del parto para que nadie pudiera relacionarla con él. El niño quedó, según ha dicho, al acecho de animales, sin alimento y sin higiene.

Los informes de los forenses confirman de hecho que el neonato murió asfixiado al tragar líquido amniótico y no serle retirado de las vías.

ABANDONO DE MENOR

El abogado defensor, por su parte, se ha refirmado en su petición de libre absolución aunque admite que los hechos son constitutivos de delito de abandono de menor y añade el atenuante de colaboración debido a que la acusada confesó el suceso.

La defensa, que de nuevo ha pedido al jurado popular que entienda a la joven y su situación, ha manifestado que a pesar de reconocer delito, ella no fue responsable del mismo. En este sentido, ha señalado que llegó a España para ganar dinero para enviar a sus tres hijas tras divorciarse de su pareja, que se desentendió de las pequeñas.

Magdalena C.K, quien desconocía el castellano, tenía la necesidad de conservar ese trabajo y, aunque "a toro pasado" es fácil decir que había otras posibilidades y que podía poner en conocimiento su estado, según ha subrayado, entonces ella tenía miedo a quedarse sin empleo.

Según la versión del abogado, al sentir las contracciones del parto, un mes antes de lo previsto, ella entró en una situación de pánico que le llevó a coger el coche e irse hasta un pinar para dar a luz. "Fue un impulso, entró en una situación en la que no podía hacer otra cosa de la que hizo", ha agregado.

El letrado ha incidido además en que tras el parto entró en un estado de enajenación mental, como así, según ha dicho, declaró su propia jefa, quien aseguró que la joven se reía y temblaba al mismo tiempo.

Asimismo, ha subrayado que el punto en que depositó al bebé es muy transitado por los vecinos en temporada de setas, que estaba próximo a la carretera y que le envolvió para que no pasara frío. A su juicio, le proporcionó defensa y por ello no concurre alevosía ni, por tanto, asesinato.

Para la defensa tampoco procede el homicidio, pues ella misma dijo que el pequeño nació vivo y, si hubiera querido matarlo, "podría haberlo hecho y enterrar después el cadáver". Reconoce éste por consiguiente delito de abandono y puesta en riesgo de la vida de su hijo.

El proceso, visto para sentencia, ha finalizado este miércoles con la última intervención de la acusada, quien ha reafirmado que su intención no fue que el niño muriera, sino que alguien lo recogiera, y ha asegurado sentirse "muy confundida" en el momento del parto.

Entre llantos, la joven ha manifestado que su "mayor castigo" es no poder estar con sus hijas, que la necesitan. Una de ellas, ha remarcado, se encuentra bajo tratamiento psicológico. La sesión, que ha contado hoy con la declaración de los forenses, se retomará este jueves a partir de las 10.00 horas con la deliberación del jurado.