Mayte Pagazaurtundua rechaza que el terrorismo de ETA termine impunemente

Actualizado: martes, 16 noviembre 2010 22:22

ZARAGOZA, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -

La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Mayte Pagazaurtundua, ha exigido este martes que el terrorismo de ETA no termine impunemente y ha alertado del interés de los terroristas en obtener una victoria política. "Tenemos que enterrar dignamente a nuestros muertos", ha dicho la activista.

Mayte Pagaza se ha expresado así en la última mesa redonda de las IV Jornadas Internacionales sobre Terrorismo organizadas por la Fundación Manuel Giménez Abad, dedicadas al tema 'Los finales del terrorismo' y celebradas en el Palacio de La Aljafería, sede de las Cortes de Aragón.

En su intervención, Pagaza ha proclamado que "el derecho a la Justicia no es negociable", es decir, que las víctimas deben ser resarcidas, y ha señalado que "lo más fácil es olvidar a las víctimas", que son "potenciales grandes perdedoras" en un proceso de final del terrorismo.

Si se estableciese "una garantía de la no impunidad", la sociedad se podría "blindar" frente a posibles "chantajes" de los terroristas, ha continuado Mayte Pagazaurtundua, quien ha expresado que los terroristas tienen como objetivo "ganar la batalla política después de haber sido derrotados por el Estado".

La impunidad de los terroristas causaría "un grave quebranto" a la sociedad y afectaría especialmente a personas que han aportado "mucha luz" a la lucha contra ETA. Pagaza ha resaltado que, en España, las víctimas no se han vengado personalmente, "no han alimentado espirales de violencia".

La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo ha proseguido expresando "no hay fórmulas únicas que nos puedan ser útiles" para derrotar el terrorismo de ETA y que se hayan experimentado en otros países, "como si fueran recetas de cocina", ha concluido.

FIN DE UN MITO

También en el acto de clausura, antes que Pagazaurtundua, ha intervenido el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y director académico de las jornadas, el zaragozano Rogelio Alonso, quien ha aludido al caso del terrorismo de ETA, del que ha dicho que se ha quebrado un mito. La banda "reconoce ahora lo que no reconocía antes: que puede ser derrotada".

Rogelio Alonso ha explicado que los sucesivos Gobiernos de España han puesto en marcha, a lo largo de los años, varias políticas antiterroristas "y la mayoría de ellas han sido ineficaces", como es el caso de "la represión con violencia ilegal", mientras que la dispersión de terroristas presos "sí ha sido eficaz". La negociación es negativa al interpretarla los terroristas como una puerta hacia el mantenimiento de la violencia, según Alonso.

COMO DIOS

En la última mesa redonda de las jornadas ha intervenido también el exmiembro de ETA, Teo Uriarte, junto con la víctima del terrorismo Ángel Altuna, también psicólogo del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (C OVITE) y el profesor de la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), Aurelio Arteta.

Teo Uriarte, quien perteneció a la banda armada de 1965 a 1969, participó en el desmantelamiento de ETA político-militar y llegó a ser parlamentario por Euskadiko Ezkerra y por el PSOE, así como concejal del Ayuntamiento de Bilbao.

Uriarte ha resumido el proceso de disolución de ETA (p-m) con el interrogante "¿Para qué servía la lucha armada si las cosas se podían hacer por la vía democrática?" y ha dicho que los terroristas se están dejando la vida "para que los del PNV vivan como dios".

Uriarte ha narrado el choque vivido con la otra parte de ETA, ETA (militar), que acariciaba las tesis de que la violencia no era un instrumento, si no el centro del discurso ideológico, lo mítico, el elemento cohesionador, y ha lamentado que "si la sociedad los hubiera aislado, hubieran acabado por disolverse, pero encontraron cobijo en otros movimientos de izquierda nacionalista".

Teo Uriarte ha ensalzado "el descubrimiento de la importancia del encuentro democrático y que el Estado es el instrumento fundamental de la convivencia".

Por su parte, Ángel Altuna ha recordado el día en que ETA político militar asesinó de un tiro en la nuca a su padre. Altuna sólo tenía 17 años "y no entendía conceptos como el de Estado de Derecho, ni siquiera lo entendían los más mayores". También ha dado cuenta del aislamiento social, que se sumó a la tragedia familiar.

PUERTA DE ATRÁS

Altuna ha narrado con amargura el proceso de disolución de esa facción de la banda "y cómo los poderes del Estado abrieron una puerta de atrás para esas personas, con indicios de prevaricación". Mientras la sociedad vivía una alegría generalizada por este cambio, los familiares de las víctimas se indignaban, ha recordado.

En este sentido, ha compartido su deseo de que "ese proceso no se repita ni en la forma ni en el fondo, un Estado moderno no puede abrir esa puerta de atrás". Para él, el proceso que se abra en un futuro "debe reflejar administrativa y penalmente la diferencia entre los que han matado y los que no" y ha exigido "justicia personal y compensación proporcional y restauradora a las víctimas".

Aurelio Arteta ha aventurado que "el fin de ETA no será próximo". De este modo, ha indicado que el final de ETA no es sólo el final del terror, sino que "indisolublemente es el momento más determinante del futuro de nuestra convivencia social próxima, una ocasión para hacer justicia".

En este sentido, ha asegurado que debe haber vencedores y vencidos y que lo más importante es que a largo plazo se acabe tanto con la banda como con las ideas que la alimentan.

Arteta ha puesto el acento en el papel del nacionalismo vasco, "puesto que existe un gran abanico de responsabilidades por el consentimiento, por la complicidad, por la indiferencia".

Además, ha señalado que "no basta con condenar la violencia para ser demócrata", por lo que ha subrayado la necesidad de desarrollar una educación política que vaya más allá de educación para la paz.

De cara al fin de ETA ha exigido además de justicia política, un juicio social que condene los medios y los fines de la causa terrorista, y asumir tanto las responsabilidades políticas, como las pasivas y las morales