De Mingo.- La familia de Félix, asesinado en la Jiménez Díaz, espera angustiada tener que hablar de él ante su asesina

Actualizado: lunes, 8 mayo 2006 15:51

A su hija le disgusta tener que exponer sus sentimientos ante la responsable de su dolor, y pide no verla cuando declare en el juicio

MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -

Marisa Vallés, hija de Félix, una de las tres personas que murieron a manos de Noelia de Mingo en la Fundación Jiménez Díaz el 3 de abril de 2003, espera angustiada la llegada del momento en que sea llamada al estrado para hablar sobre su padre, en el juicio que comenzará mañana, martes, en la Audiencia Provincial de Madrid.

"Es muy doloroso hablar de tus sentimientos en un juicio, ante personas que no te conocen y ante la responsable de su muerte, más aún cuando no estás segura de que la parte contraria pueda entenderte", explicó, en declaraciones a Europa Press.

Aunque Marisa asegura que en el tiempo transcurrido se ha dedicado a pensar en su padre y el dolor por su pérdida lo ha llenado todo, lo cierto es que prefiere no tener que ver a Noelia cuando declare, y por eso su abogado ha solicitado que la acusada -que tiene que estar presente en la sala-, pueda quedar oculta a sus ojos mediante un biombo o algún medio similar.

Tanto para ella, su hermana y su madre, a quienes también se tomará declaración, como para los familiares de las otras dos víctimas, el tener que recordar aquellos días sigue siendo "muy doloroso", pero está dispuesta a hacer el esfuerzo si ello contribuye a evitar que una tragedia semejante vuelva a repetirse.

"Lo único que quiero es que haya un juicio justo, y que no haya otras familias que queden destrozadas porque una persona enferma que no debería estar allí, lo esté, y que ésta persona no vuelva ajercer y si es posible, que esté encerrada para que no haga daño a más gente", dijo.

LA MUERTE DE FÉLIX

Félix Vallés tenía 76 años y estaba jubilado. Gozaba de buena salud, no así su esposa, cuyo estado era delicado y les había obligado a mantenerla ingresada en el hospital a la espera de una operación de corazón.

Por esta razón, Félix se encotraba en la Jiménez Díaz aquel día en el que Noelia de Mingo, médico residente, armada con un cuchillo de 15 centímetros de hoja, recorrió la planta apuñalando a todo aquel con el que se cruzaba. El padre de Marisa volvía de comer y se la encontró. Consiguió sobrevivir dos días a las heridas provocadas por el arma blanca, pero finalmente falleció.

No fue el único al que aquel encuentro le costó la vida: una médico y una paciente también se convirtieron en víctimas, y otras cinco personas resultaron heridas.

Marisa casi no puede contener las lágrimas al acordarse de todo aquello. Estaba en el hospital poco después de haber ocurrido la tragedia, y no daba crédito. "La verdad es que no te lo crees, no puedes entender el perder a una persona tan importante en tu vida de esa manera, y menos en un hospital, un lugar al que vas con toda confianza", se lamentó.

Sin embargo, lo peor llegó para la familia cuando su madre se enteró de lo sucedido. "Ella intuía que pasaba algo porque había oído los gritos desde su habitación, y sabía que su marido estaba en el pasillo en esos momentos...", explicó.

"LE HAN DESTROZADO SU VEJEZ"

La vida de Marisa ha cambiado después de la pérdida de su padre.

Antes ella vivía en su casa con su marido y su hijo, porque sus padres no tenían problemas para valerse por sí mismos, sobre todo Félix, y seguían en su casa.

Eso no era impedimento para que mantuviesen una estrecha relación, porque siempre han sido una familia "muy unida", que hablaba todos los días por teléfono y que comían juntos una vez por semana.

Sin embargo, ahora su madre se ha trasladado a vivir a casa de Marisa, porque no se siente con fuerzas para superar una pérdida que se ha producido de una forma "tan brutal". "A mi madre le han hecho polvo toda su vejez, le han destrozado la vida", concluyó.