Actualizado 26/12/2007 01:00

Agustín Jiménez.- Postales de diciembre

MADRID 26 Dic. (OTR/PRESS) -

Los bancos centrales han prestado dinero a los bancos privados para que aguanten las fiestas con cierta holgura. En cuanto llegue enero, irrumpirá una crisis tremenda. La primera especialidad de la era moderna es tener miedo. Más o menos desde el 72, vivimos prediciendo una catástrofe. Catástrofes hay muchas pero ninguna de las que se anuncian. El mundo es más listo que nosotros; cambia más deprisa de lo que nos tememos. Pero cada uno celebra la Navidad a su manera. Una forma de celebración es el miedo. El Papa, que alguna vez habla de Dios, ha hablado del respeto a la naturaleza.

En Navidad, Tony Blair se ha convertido. Para alguien acostumbrado a cambiar de chaqueta, no debe ser difícil un cambio de religión. En todo caso, para éste se ha preparado largamente con un sacrificio a su divinidad. Aún humean las víctimas que ha inmolado en Irak. Más frívolo y sincrético - y, por tanto, más sincero -, es el presidente francés. Benedicto XVI lo ha hecho canónigo de una iglesia de Roma y no ha entrado a caballo en ella porque, en pleno Eurodisney, el ratón Mickey le ha regalado una novia con la que se ha ido a la ciudad santa de Luxor.

Otros representantes de la raza superior han hecho lo que han podido. Varios reyes y mandamases han largado en televisión su discurso de felicitación, con frecuencia mal escrito y peor leído, para que, si un sobresalto serio no interrumpe la actualidad, tengan de qué escribir a los comentaristas, atónitos de pensamientos tan profundos, tras la farra de Nochebuena. Aprovechando las promociones de estas fechas, la reina de Inglaterra ha abierto un canal en "You Tube". Es la señal definitiva de que la tecnología ha dejado de ser moderna.

Con el mismo rictus con que numerosas familias hacen tregua breve de sus rencores para comerse el pavo (o el conejo que, según la derechona, recomienda Zapatero), algunos colectivos aparcan sus diferencias. Asì, los belgas, inmunes durante meses al asalto de la razòn, han formado un gobierno de chiste y disparate cuyos miembros no podràn apuñalarse entre sì hasta enero. El humorista màs conocido de este simpàtico reino ha propuesto vender todas las regiones y repartir el dinero entre sus habitantes para que cada uno se instale donde desee. El dictador Mao ha alegrado la portada de una socorridisima revista ataviado como papà Noel. Tambien se han visto papàs Noel en Belén, cuna, al fin, de todas las razones por las que estos dias nos tomamos tantos trabajos, aunque hoy, como todas las tradiciones, estè rodeada de alambradas.

La mala noticia, sin embargo, es que Oscar Peterson se ha muerto. Devoraba notas y no se comìa ninguna. Pero, para todos los que puedan celebrarla, Feliz Navidad.

Agustín Jiménez.

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