MADRID 6 May. (OTR/PRESS) -
Tras su muerte, todos se han sentido obligados a escribir sobre la figura de Leopoldo Calvo-Sotelo que más que un presidente del Gobierno de España, fue, ante todo, un hombre absolutamente incrustado -lo mismo que su entorno familiar- en la política y/o sus cercanías. Tuve ocasión de hacerle una larga entrevista cuando ya los ochenta años le pesaban en la mirada pero no en los recuerdos y hablamos, como no podía ser menos, de la larga noche del 23-F. La verdad es que aquel patético intento de golpe de estado me interesaba ya mucho menos que un detalle que dejaba Calvo-Sotelo en sus magníficas y deshilvanadas memorias: el juicio posterior al "tejerazo" y la clara decisión, del ya entonces presidente del Gobierno, de no meter los dedos en lo que se dio en llamar la "trama civil" de aquel lamentable episodio.
Recuerdo que le pregunté durante la entrevista sobre si realmente creía que sólo García Carrés había tomado parte en el asunto. Sin negarlo, me hizo un quiebro gallego y se salió por la tangente tantas veces como yo insistí en el tema. Una vez concluida la entrevista y ya en los pasillos de RNE, le volví a insistir, a titulo personal y en lo que se suponía que era un "off de record" en las razones que le llevaron a no profundizar hasta el final en esa trama civil y que nadie se podía creer que los militares golpistas hubieran actuado con el sólo apoyo de una personaje tan atrabiliario como Juan García Carrés. Volvió a eludir el tema el ex presidente Calvo-Sotelo aunque sin la convicción de antes y aunque no me dio nombres como es lógico, me dejó claro -todo los claro que quiso, que no fue mucho- que él creyó que en aquel momento era mejor dejar las cosas como llegaron al macro juicio y no añadir al ya crispado ambiente mas elementos disturbadotes.
¿Qué sabía realmente Calvo-Sotelo de aquella trama civil del 23-F? ¿Cuánta gente podía estar implicada de una u otra forma? ¿Qué nombres hubieran salido a la luz capaces de disturbar aun más aquel ambiente realmente tenso que nos tocó vivir a todos los españoles?
Se han escrito cientos de libros sobre el 23-F y por tanto hay cientos de especulaciones sobre posibles nombres, pero nada se sabe cierto más allá de de lo que se dictó en la sentencia. Los tres silencios de Calvo-Sotelo -el del libro de sus memorias, el de la entrevista y el de los pasillos- me llevaron a la convicción de algo pasó aunque nunca sabremos ciertamente qué ni quién. Poco a poco, los protagonistas de aquellos hechos van desapareciendo de la vida o se apartan del mundanal ruido sin ningún tipo de alharacas. Hay como un pacto de silencio -aunque suene muy peliculero- sobre aquella tarde/noche de la vergüenza. Insisto en que teorías existen para todos los gustos, afirmaciones categóricas que se desmienten unas a otras en decenas de investigaciones que coinciden en lo sustancial pero difieren en todo lo demás. Tal vez -seguro- Calvo-Sotelo conocía toda la verdad, pero decidió, conscientemente, pasar siempre de puntillas. El sabrá por qué y cada cual es dueño de sus palabras y de sus silencios.
Andrés Aberasturi.