Actualizado 28/02/2009 01:00

Antonio Casado.- Domingo electoral.

MADRID 28 Feb. (OTR/PRESS) -

Juego cruzado, aunque no comparable, entre los nacionales y los nacionalistas que concurren a las elecciones del domingo. Los nacionales son PSOE y PP. Y los nacionalistas: PNV en el País Vasco, BNG en Galicia. Sólo uno de los nacionales, PSOE, juega a la "transversalidad" en función de la matemática que surja de las urnas del 1 de marzo. Ya lo hace en Galicia con el llamado "bipartito" y se considera una incógnita si lo hará también en el País Vasco. La última palabra la tienen Patxi López y Zapatero, si suponemos que decidirían de común acuerdo.

De momento, las especulaciones previas de los más concernidos por la decisión que finalmente tomen los socialistas, a la vista de los resultados, le han dado hecha la campaña a Patxi López. Su discurso sobre la unidad de los vascos, nacionalistas y no nacionalistas, cuenta con la inestimable colaboración del PNV y del PP: Basagoiti le acusa de aparearse con los nacionalistas, Ibarretxe le acusa de aparearse con el PP.

La pregunta del millón sigue en pie: ¿Vamos hacia un Gobierno vasco de restauración constitucional PSOE-PP o hacia un Gobierno de coalición "transversal" entre el PSE y el PNV, a imagen y semejanza del actual Ejecutivo gallego PSG-BNG? Sin la matemática de la noche electoral delante es una pregunta en el vacío, pero muy motivadora en lo mediático y en lo político. Hasta el punto de que las apuestas, todas interesadas, claro, se han convertido en elemento estratégico clave en el discurso de los distintos competidores.

En Galicia las espadas están en alto, según todas las encuestas. Tanto el aspirante por la derecha, PP, como los titulares por la izquierda, la alianza PSG-BNG, vuelven a estar al borde de la mayoría absoluta (también 38, como en el País Vasco). Se repite el escenario previo a las autonómicas de hace cuatro años, cuando la pugna se resolvió por un solo escaño. Eso quiere decir que el Gobierno de Pérez Touriño no ha rentabilizado las palancas del poder para distanciarse del PP, que sigue siendo la fuerza claramente hegemónica en la región.

En el País Vasco, todos los sondeos siguen anunciando que las dos fuerzas políticas comprometidas con la Constitución sumarían al menos 38 escaños (mayoría absoluta). Si eso se confirma el domingo, los nacionalistas tendrían que irse después de 30 años al frente del Gobierno vasco. Con disimulado optimismo se vive ese creíble escenario en el entorno de Patxi López, donde confían en una victoria socialista mínima en escaños, aunque por detrás del PNV en votos.

Los "peros" al optimismo reinante en las filas socialistas están en las cifras de participación. Cuanto más altas, mejor, en Galicia, donde el votante socialista está más desmotivado. Cuanto más bajas, mejor, en el País Vasco, donde los desmotivados son los votantes del PNV. La solución, el domingo.

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