MADRID 10 Mar. (OTR/PRESS) -
Lo último es recordar que el Gobierno Aznar (1998) no movió un dedo para reprimir la chulería de De Juana Chaos cuando pidió champán para celebrar un asesinato de ETA. Estaba en la prisión de Melilla. El director de la cárcel comunicó el incidente a sus superiores, pero nadie hizo nada. Al entonces ministro Mayor Oreja no se le pasó por la cabeza poner el incidente en conocimiento de la Fiscalía o denunciarlo ante un juez.
Lo último es compararlo con la diligencia del Gobierno Zapatero para encontrar una vía legal que impidiera o retrasara la puesta en libertad de De Juana cuando en el verano de 2005 terminó de cumplir su condena por 25 asesinatos. Se encontró esa vía y el etarra fue procesado por dos artículos amenazantes que publicó en "Gara". El desenlace fue la vigente condena a 3 años más de cárcel y la consiguiente huelga de hambre.
Si se trata de medir la convicción del Gobierno Aznar o la del Gobierno Zapatero, respecto a su común voluntad de acabar con el terrorismo, aunque cada uno a su manera, las comparaciones siempre serán odiosas. Odiosas e insoportables para los ciudadanos "sensatos" y "normales", domo diría Rajoy, que en las urnas optan por el PP o por el PSOE sin poner en duda que, naturalmente, ambos quieren acabar con el terrorismo de una vez por todas. La anomalía surge cuando no los ciudadanos sino uno de esos dos partidos pone en duda la voluntad del otro para echar a ETA de nuestras vidas. Es lo que está ocurriendo. El PP no cree que el PSOE quiera acabar con el terrorismo. Mejor dicho, el PP necesita decir, no solo que no cree en la voluntad del PSOE para acabar con ETA, sino que, mucho peor, dice, o necesita decir, por razones electorales, que el PSOE se ha puesto de rodillas ante ETA y el Gobierno prepara la claudicación del Estado ante la banda terrorista. Y ha llegado el día de pregonarlo a los cuatro vientos en una manifestación de españoles "sensatos" y "normales".
Es el acontecimiento de este sábado. Una consecuencia de que la huelga de hambre de De Juana Chaos y la concesión de la prisión atenuada hayan irrumpido con tanta fuerza en la agenda del PP. Hasta el punto de que se le haya caído de la misma el acto de presentación candidatos a las municipales de mayo, que estaba previsto para el mismo día.
Lo primero es lo primero. El descarrilamiento de la política antiterrorista del Gobierno como gran apuesta electoral del PP. El coste es lo de menos si logra cancelar la insoportable anomalía del 14-D. He ahí el regalo que De Juana le hace al PP. Aznar y Rajoy, dispuestos a aprovecharlo.
Antonio Casado