MADRID 17 Abr. (OTR/PRESS) -
Moratinos tiende puentes y abre caminos en Asia Central, una región de creciente importancia geo-estratégica a escala mundial. Un miembro del Gobierno de España la ha visitado por primera vez. Allí se ubican cinco repúblicas ex soviéticas integradas en la OSCE (Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa), cuya presidencia rotatoria recae en el ministro de Asuntos Exteriores durante el año 2007.
El objetivo de la gira era consolidar la ya fecunda presencia de dicha organización en estas ex repúblicas soviéticas con apenas quince años de historia como países independientes (Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán. Kirguizistán y Taryikistán), avanzar en el camino de las reformas políticas que necesitan para la implantación de democracias homologables y mejorar las relaciones bilaterales con España.
Quienes hemos tenido el privilegio de seguir al ministro español en su corta pero intensa gira de cuatro días por esta importante reserva energética (gas, petróleo, uranio), cruce de caminos entre Rusia y China, lindante con Irán y Afganistán, estamos en condiciones de valorar con cierto orgullo el papel de España como avanzadilla de la cruzada democratizadora que la Unión Europea quiere apadrinar en la región. Nuestra propia aventura para transitar desde un régimen dictatorial -cuarenta años de franquismo- hacia un sistema de libertades y una democracia equiparable a las más avanzadas del mundo occidental, ha sido referencia permanente en las conversaciones de Moratinos con los gobernantes de estos países, líderes de la oposición y representantes de ONGs y sociedad civil.
Todos estos interlocutores del ministro español han sido los mensajeros de una región que reclama espacio propio, interlocución, voz y voto en el concierto internacional de las naciones, cuando al mismo tiempo la comunidad internacional, y también España como país, se muestran cada vez más interesados por estar presentes en el desarrollo económico y la democratización en tierra de kazajos, turcomanos, uzbecos, kirguizes y tayikos. Ambos procesos, el económico y el político, en clave liberalizadora, no han hecho más que empezar.
Los riesgos y las amenazas proceden del radicalismo islámico y la tentación autoritaria, amén de males tan vigentes como el culto a la personalidad, bolsas de pobreza, corrupción y violación de derechos humanos. Si Europa acierta en la eliminación de estas lacras, puede ser una realidad la cooperación como forma de lograr una zona libre de conflictos desde Vancouver hasta Vladivostok, que es el territorio OSCE.
Antonio Casado.