Actualizado 19/04/2007 02:00

Antonio Casado.- Un señuelo de Zapatero

MADRID 19 Abr. (OTR/PRESS) -

Lo último en materia de señuelos para un empobrecido debate político es el anuncio del presidente del Gobierno de que piensa convocar al líder del principal grupo de la oposición, Mariano Rajoy, en el próximo mes de junio -una eternidad, con la que está cayendo y la que puede caer- a fin de recuperar el consenso en política antiterrorista.

No se lo cree ni él. Y menos en vísperas electorales. Ahora, las territoriales de mayo. Y en junio, cuando toca la prometida entrevista semestral con el presidente del PP, las generales del 2008. Pero había que hacer la oferta. Está en el guión, aunque sea imposible el reencuentro a estas alturas. Los dos partidos han ido demasiado lejos a lomos de sus respectivos tigres. Solamente las urnas -el castigo de los ciudadanos a uno de los dos- o una animalada de ETA, que ni se nombra, puede hacer el milagro de volver a concertar a las dos fuerzas centrales del sistema en la aversión al enemigo común.

El milagro también pudo haberlo hecho el atentado del 30 de diciembre a la T-4 de Barajas, pero el PP no perdió la oportunidad de aprovechar la coyuntura para rasgarse las vestiduras y redoblar su ofensiva contra la política de "claudicación" de Rodríguez Zapatero. Sin embargo, el ministro Rubalcaba levantó acta de la ruptura del llamado "proceso de paz". Casi nadie lo creyó. Y el PP, menos que nadie. De manera que la falta de unidad PSOE-PP en la política antiterrorista ya no tiene arreglo en esta legislatura, salvo que ETA volviera a una espiral insoportable.

Zapatero no quiere la complicidad sino la adhesión de Rajoy a la política antiterrorista del Gobierno. Lógico. Le asiste un derecho ganado en las urnas. Pero si realmente quisiera apostar por la unidad de los partidos demócratas y leales a la Constitución, el PP entre ellos, claro, muy probablemente tendría que sacrificar su alianza más o menos confesada con el PNV. Y es evidente que Zapatero no está por la labor de romper su singular entendimiento con Juan José Imaz.

Si se trata de glosar las posibilidades de un acercamiento PSOE-PP, a raíz de las declaraciones del presidente del Gobierno, el martes por la noche en Antena-3, seguimos en las mismas que estábamos tras el "hecho relevante" del sábado 30 de diciembre (atentado a la T-4), cuya consecuencia más visible fue una oferta de consenso en el marco multilateral de la Comisión de Secretos Oficiales, no en el bilateral del Pacto Antiterrorista con el PP.

Ahora parece que el Gobierno quiere impedir la presencia de Batasuna, con otros collares, en las elecciones de mayo y estrechar el cerco policial sobre ETA. Pero no como resultado de la presión del PP. Por tanto, sigue siendo una quimera hablar de unidad entre el PSOE y el PP. Por desgracia para la ciudadanía, pues entre los pliegues de esas dos siglas reside la máxima responsabilidad de acabar con ETA, desde el Gobierno o desde la oposición, pues el cambio de papeles es mera contingencia temporal por imperio de las urnas.

Antonio Casado

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