Actualizado 16/10/2008 02:00

Antonio Casado.- ZP-Rajoy, la foto

MADRID 16 Oct. (OTR/PRESS) -

Se confirmaron los temores de Rajoy cuando se maliciaba que su encuentro con Zapatero podía quedar reducido a una foto. Pues algo así ha ocurrido, a juzgar por la difusión de esa imagen, a las puertas de Moncloa, en la que las miradas y la expresión corporal de ambos rebajan la calidad del apretón de manos.

La mirada vertical de Zapatero, hacia el cielo, como si se estuviera preparando para despegar, contrasta con la de Rajoy, de corto alcance y difusamente fijada en el rostro de su adversario político. Dos miradas divergentes, como las líneas paralelas de nuestro primer libro de Geometría, que por mucho que se prolonguen nunca llegan a encontrarse. Y esa es la metáfora del encuentro del martes por la tarde, cuyo desenlace, la verdad, no permite hablar de avances visibles respecto a la deseable complicidad del Gobierno y el principal partido de la oposición en la lucha contra la crisis económica. En el encuentro de Moncloa ocurrió lo previsto: el obligado alineamiento del líder del PP con las medidas alumbradas entre Madrid y Bruselas, más allá de la buena voluntad verbalizada por ambas partes. Alineamiento matizado, eso sí, a unas medidas consideradas por Rajoy "necesarias pero insuficientes".

Los matices se refieren a la exigencia de mejorar los mecanismos de control y la necesidad de dispensar atención preferente a familias y empresas a la hora de utilizar los dineros públicos habilitados para avales (decreto ley 7/2008) y compra de activos (decreto ley 6/2008). Al presidente le pareció razonable y lo despachó con buenas palabras, que Rajoy ha interpretado como compromisos. Puede ser, pero, de momento, está por concretarse esa disposición del Gobierno a que las medidas se apliquen con rigor y transparencia. De manera que al PP sólo le queda esperar y ver. "Estaremos expectantes", ha dicho Rajoy. Más preciso estuvo Zapatero cuando su interlocutor le pidió la retirada de los Presupuestos Generales del Estado para 2009. No habrá tal. El líder del PP pudo haber vinculado lo uno y lo otro. O sea, retirada de los PGE como condición para apoyar los dos decretos del Gobierno. Era otra trampa de Zapatero, pero Rajoy no cayó en ella. Hubiera sido darle todavía más ventaja de la que ya ha obtenido al achicar el espacio político de su adversario con un emplazamiento al que éste no podía negarse.

No procede llamarse a engaño sobre la falta de sintonía entre los dos principales actores de la política nacional. Algunos ya dijimos desde el principio que había algo de provocación en la llamada de Rajoy a Moncloa, cuando se empezaba advirtiendo que no se trataba de consultarle sino de informarle, ni de reclamarle apoyo para las medidas sino de esperar que ese apoyo se produjera de oficio. Y así ha sido. Nada que ver con una remada común en nombre de los intereses generales.

Antonio Casado.

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