MADRID 27 Abr. (OTR/PRESS) -
Uno termina por imaginarse que la política ha quedado reducida al descubrimiento de la ocurrencia cotidiana en forma de insulto. Puede que haya ocurrido así: Ángel Acebes desayuna con su equipo, y uno de sus asesores le propone: compara el bachillerato socialista con la caricatura de Pepe Blanco. Es un camino trazado para desguazar la imagen de una persona y simbolizar el descrédito sólo para ocultar el propio. Llamar tonto al secretario de Organización del PSOE es una forma de evitar contestar a los argumentos que este político ha puesto encima de la mesa y que conducirían a Ángel Acebes, directamente, fuera de la política.
El juicio del 11-M está resultando ser una poderosa, constante y lenta apisonadora de la forma en la que el PP tiene concebida la política. En la base de la pirámide está su incapacidad para reconocer la limpieza de la victoria socialista en el 14-M. Pero ese intento desesperado tiene una razón de ser que es la que permite al equipo de dirección actual seguir en activo.
Ángel Acebes y Eduardo Zaplana son el símbolo de aquellos tiempos y su sustitución es la condición imprescindible para que el PP pueda ser de verdad alternativa de Gobierno. Lamentablemente, la incapacidad de liderazgo de Mariano Rajoy le ha contaminado también a él. Son una generación perdida y su resistencia al relevo sólo alargará su propia agonía política. Recurrir al insulto es la forma cotidiana en la que Ángel Acebes pretende sobrevivir.
Esta legislatura ya no da más de sí porque la política está secuestrada en esta dialéctica en la que la tozudez de los hechos no determinan consecuencias sólo porque los protagonistas están en una defensa numantina de sus propias existencias. Lo que empezó como una derrota electoral como consecuencia de la indignación de los españoles con las mentiras de Acebes, terminará el día en que la sentencia del 11-M certifique este inmenso recorrido en el que el PP ha construido su política solo sobre el error que cometió en aquellos tres días de marzo.
Carlos Carnicero.