MADRID 6 Feb. (OTR/PRESS) -
"El racismo es la más execrable manifestación de la estupidez humana y una afrenta insoportable para las personas a las que se les quiere proferir un sentimiento de diferencia. En esta casa no toleramos ninguna expresión racista, incluidos los chistes, los giros semánticos y las bromas. Si hay alguien incapaz de respetar esta norma, rogamos se abstenga de visitarnos". El texto que antecede forma parte de una manifestación plástica en un óleo que está exhibido en una casa de La Habana que me es absolutamente familiar. Indica claramente una disposición beligerante de sus moradores hacia cualquier forma de racismo por entender que, al igual que ocurre con otras fobias, especialmente el machismo y la xenofobia, la tolerancia cero es fundamental para combatir esa terrible tara de la humanidad.
Ahora el racismo se ha vuelto a manifestar en España como vehículo de canalización de las invectivas contra Lewis Hamilton, el conductor de MacLaren que ha tenido disputas deportivas e incluso personales con Fernando Alonso, piloto español. Algunos fanáticos de Alonso han intentado hacer un desplante a su competidor en las pruebas de entrenamiento de los circuitos de Barcelona y Valencia y han recurrido para ello a manifestaciones racistas apoyándose en la circunstancia de que la raza del corredor inglés es negra o mestiza.
Las autoridades británicas han llamado la atención sobre estos comportamientos llegando a insinuar que los circuitos españoles podrían quedar al margen de la competición si se reprodujeran estas conductas. Las autoridades españolas tienen la obligación de intervenir en este tipo de sucesos para ejemplarizar sobre quienes los promueven. El racismo es un cáncer que crece sobre la tolerancia de quien lo permite. Ha ocurrido en demasiadas ocasiones en nuestros campos de fútbol, en las manifestaciones de algunos profesionales del deporte y cotidianamente en nuestras calles.
Ahora, con la afluencia masiva de inmigrantes de otros países, otras razas y otras culturas que las dominantes en España, el racismo se adapta para agraviar esas manifestaciones de diferencia. Si las autoridades españolas no actúan con contundencia serán bienvenidas las sanciones internacionales.
Carlos Carnicero