MADRID 29 Feb. (OTR/PRESS) -
En realidad no llevamos mucho tiempo de campaña. Faltan diez días y la bipolarización de la campaña está servida. Empieza a haber signos alarmantes de agotamiento en los partidos. Izquierda Unida se queja con razón de la dificultad de hacer llegar sus mensajes. En realidad no hay muchos mensajes; la mayoría son recados de descalificación del adversario y pequeñas promesas que se reparten con cuentagotas entre los parroquianos de cada segmento de población en que está estratificados los intereses particulares.
La campaña electoral empezó casi al día siguiente de los comicios anteriores. El PP se lanzó en tromba al ataque y en el PSOE infirieron que tanta desmesura podría llegar a ser positiva porque cargaría las pilas de los votantes de izquierda asustados por la amenaza de una derecha tan dura. Pero mantener la tensión es mucho más difícil que crearla. La tensión termina por agotar mientras que el entusiasmo enardece y moviliza de verdad.
Como en esta campaña no hay nadie que haya vendido un buen sueño, la campaña empieza a dar muestras de fatiga y a falta de otra cosa mejor que hacer, los dos líderes que pueden ser presidente de Gobierno por extenuación del contrario, reducen agendas para preparar el debate del próximo lunes al que se le quiere dar la categoría de definitivo. Los estados mayores de los dos grandes partidos filtran estrategias y estados de ánimo y anticipan contenidos y actitudes de sus líderes en el próximo encontronazo. Dicen que en esta ocasión van a exponer proyectos. Pero, ¿los tienen?
Casi no se ha oído una palabra sobre el papel que quieren impulsar en la Unión Europea. No tenemos noticias de nuestros planes en relación con la Defensa europea y con la crisis de Afganistán. De Kosovo sólo se han oído obviedades. De la crisis económica mundial, unos predican catastrofismo sin soluciones y otros dicen que no pasa nada y que estamos blindados. ¿Cómo vamos a sustituir la dependencia del ladrillo? ¿Cuáles son los procesos de integración para los inmigrantes? ¿Cuál es nuestro proyecto para América Latina?
Si en cuatro años largos de legislatura no se les ha ocurrido una idea es difícil que la perfilen en un fin de semana. La impresión que empieza a dar es que el agotamiento viene de la falta de contenidos. Y eso tiene poco remedio.
Carlos Carnicero