MADRID 21 Ene. (OTR/PRESS) -
'La Vanguardia' y 'El País' publicaron ayer sendos sondeos electorales que presentaban un perfil contradictorio. Mientras el periódico catalán retrataba una carrera de fondo en la que el PP se acercaba peligrosamente al PSOE, 'El País' daba cuenta del efecto demoledor de la exclusión de Alberto Ruiz Gallardón de las listas en el electorado conservador.
Personalmente creo que las dos encuestas son ciertas pero los tiempos en que fueron realizados distintos. El PP tenía una dinámica de movilización que era el factor de ventaja frente a un electorado socialista mucho más apático. El efecto 'Gallardón' ha desmovilizado al PP y le ha puesto las pilas a los potenciales votantes socialistas.
La tendencia, sencillamente, se ha dado la vuelta. Sería demasiado fácil despachar el error de Mariano Rajoy como una falta de cálculo porque el sustrato de esa decisión es la voluntad de las fuerzas más conservadoras que están en el anclaje político del PP de no permitir un giro al centro ni la ocupación de un lugar de privilegio en la sucesión de Mariano Rajoy de alguien que tenga el perfil más centrista como le ocurre al actual alcalde de Madrid.
Todavía puede haber sorpresas y acontecimientos en la campaña que modifiquen la actual radiografía electoral. La resonancia de la disputa madrileña del PP ha sido muy grande y es difícil que sus ecos se apaguen antes del 9 de marzo. Un buen dato para Mariano Rajoy dentro de su tragedia es el anuncio hecho por Manuel Fraga de que Alberto Ruiz Gallardón no abandonará la política y la actitud del alcalde de participar en actos electorales. Esto quizá sea un bálsamo para la herida. Pero la merma de la autoridad y el prestigio de Mariano Rajoy que este asunto ha dejado en el ambiente no se cura fácilmente.
Carlos Carnicero