Actualizado 21/04/2007 02:00

Carlos Carnicero.- Las víctimas y la memoria

MADRID 21 Abr. (OTR/PRESS) -

El Gobierno e Izquierda Unida han llegado a un consenso básico para sacar adelante la llamada Ley de la Memoria Histórica. El punto de encuentro ha sido la declaración formal de ilegitimidad de los procedimientos judiciales instados por la dictadura para realizar persecuciones políticas. La falta de legitimidad del franquismo quedará certificada por el Congreso. La República, con todas sus imperfecciones, fue un régimen amparado por lalegalidad que fue interrumpida por el golpe militar del general Franco al que siguió una cruenta guerra civil y cuarenta años de barbarie y arbitrariedad en forma de oprobiosa dictadura.

Dicho todo esto, pienso que no puede existir memoria colectiva sino consensobásico sobre la naturaleza de hechos en donde las víctimas lo son en funciónde sus circunstancias personales, que cuando provienen de una acción injusta debe ser repara en su memoria y también en los perjuicios que promovieron.

Una Ley de la Memoria puede ser un marco extraordinario para que el peso delos hechos violentos en el recuerdo sean soportables por los herederos dequienes los padecieron y que se sientan reconocidos por la sociedad quetiene la capacidad de realizar esa revisión. Pero no hay que dejar a ningunavíctima aparte en función del lugar que ocupó en aquel inmenso desastrecolectivo.

El PP se ha equivocado como tantas veces en esta legislatura- en la soledadde su aislamiento. La restitución de los derechos conculcados por un sistemailegítimo y violento no tiene que proferir ninguna ofensa si se hace desdeuna asepsia exenta de revancha. En esencia, este comportamiento es exigible a los partidos políticos porque sólo por el hecho de que reivindiquen un carácter democrático tienen que estar dispuestos a condenar los actos jurídicos llevados a cabo por la dictadura para depurar a los disidentes. Pero las víctimas que lo fueron de los abusos y falta de control de la República no deben ser discriminadas ni ofendidas.

Como en tantas otras cosas, esta ley es mucho mejor que las explicacionesque han dado sus promotores. Se ha trasladado a la opinión pública la sensación de que con esta ley se equilibraba las ofensas añadidas que la dictadura profirió a sus víctimas con la exaltación permanente de los caídos por Dios y por España. Pero el inmenso error de la dictadura noquita la condición de victimas a quienes lo fueron de la República, cuya legitimidad no es contradictoria con la violación de derechos que, sin duda, promovió o consintió. Como diría Giulio Andreotti, a nuestros políticos les falta 'finezza'. O quizá, sencillamente, grandeza.

Carlos Carnicero.

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