Actualizado 26/04/2011 14:00

Cayetano González.- El 22-M.

MADRID, 26 Abr. (OTR/PRESS) -

Queda menos de un mes -exactamente veintiséis días- para que los ciudadanos podamos acudir a las urnas el próximo 22 de mayo para elegir a nuestros representantes municipales y autonómicos. En este último caso, esto sucederá en todas las Comunidades Autónomas menos en Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia, donde el calendario electoral no coincide con el del resto de Comunidades.

Se ponga como se ponga el PSOE, estas elecciones municipales y autonómicas estarán trufadas de un cierto carácter nacional y servirán como test para comprobar que puede pasar en las generales del año que viene. Es verdad que el anuncio de Zapatero de que no repetirá como candidato socialista a la Presidencia del Gobierno ha aliviado un tanto esa presión que denunciaban algunos barones regionales de su partido, pero en cualquier caso, muchas de las personas que voten el 22-M lo harán en esa clave: la de castigar o no a Zapatero y a su partido. Algunos pensarán-y no les falta parte de razón- que no debería ser así, y que si las elecciones son municipales y autonómicas, lo que se debería premiar o castigar es la gestión de los respectivos gobiernos municipales y autonómicos.

Si estas elecciones pueden marcar el devenir del PSOE, lo mismo se puede decir del PP y de su líder, Mariano Rajoy. Las encuestas que se están conociendo en estos días arrojan un mapa municipal y autonómico muy favorable a los populares. Pero ya se sabe que el peligro que tiene el que las expectativas electorales sean tan favorables es que el listón se coloca muy alto y si a la hora de contar los votos, aquellas no se alcanzan, la decepción puede abrirse paso y convertir en amarga victoria para unos, lo que para otros será una dulce derrota. En cualquier caso, habrá que esperar a la noche del 22-M para analizar con los únicos datos reales, lo de los votos, los resultados del PP y del PSOE y las consecuencias que los mismos traerán aparejados para ambos partidos.

Lo que es seguro es que en el PSOE, al día siguiente de las elecciones, se abrirá públicamente el debate sobre la sucesión de Zapatero. Hasta ahora, los socialistas -y en esto hay que reconocer que es un partido mucho mas disciplinado que otros- han seguido a rajatabla la consigna de aparcar la cuestión sucesoria hasta después de las elecciones municipales y autonómica. Pero eso sí, al día siguiente, el debate no habrá quien lo pare. Y en ese momento, los resultados del 22-M tendrán su indudable importancia. Una debacle del PSOE puede tener un efecto en estos momentos impredecible entre sus dirigentes y sus bases a la hora de decidir el sucesor de Zapatero. Por el contrario, un resultado más "apañadito" podrá volver a insuflar ánimos a un partido que, con otro líder, pensará que las elecciones generales del 2012 no están del todo perdidas. Algo en lo que debería también meditar Rajoy y sus asesores de cabecera.