Actualizado 10/12/2012 12:43

Cayetano González.- Treinta y cuatro años después.

MADRID 10 Dic. (OTR/PRESS) -

El 6 de diciembre de 1978, 15.706.078 españoles votaron a favor de la Constitución y 1.400.505 lo hicieron en contra, lo que supuso una aprobación abrumadora del texto que treinta y cuatro años después sigue siendo el marco de referencia, las reglas del juego de nuestro sistema democrático. Eso si, un marco que en algunos aspectos se encuentra bastante deteriorado y unas reglas del juego que como estamos viendo en los últimos meses, no todo el mundo respeta.

Para los que vamos teniendo una cierta memoria histórica -que reconozco es una forma un poco rebuscada de evitar decir que vamos cumpliendo años- lo que se echa de menos en los tiempos actuales respecto a aquellos es la pérdida de lo que se ha venido en denominar el "espíritu de la transición". Cuando se elaboró y aprobó la Constitución, España acababa de salir de una dictadura y fue necesario e imprescindible el esfuerzo de todas las fuerzas políticas y de otros agentes sociales para hacer la transición a un régimen democrático sin que ello derivara en un nuevo enfrentamiento entre los españoles que todavía tenían muy reciente la guerra civil. Y es de justicia reconocer el importante papel que en esa tarea jugaron dos personas: el Rey Juan Carlos y Adolfo Suárez.

Ahora, cuando España y los españoles estamos pasando por una profunda y grave crisis económica que se está llevando por delante muchas cosas: la principal, el trabajo y el sustento de muchas familias y personas, se echa en falta el espíritu de entendimiento de entonces, el empeño de remar juntos en la misma dirección para intentar salir de esta difícil situación. Los ciudadanos están hartos de las broncas y peleas de los políticos, estén en el Gobierno o en la oposición; están hartos de la corrupción que salpica a responsables públicos. El último caso conocido -el del ex-presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán- es especialmente paradigmático y significativo: ¿cómo pudo caer, vamos a decir de momento presuntamente, en esas prácticas corruptas el que durante unos años fue el presidente de lo empresarios españoles?

Por eso, no es de extrañar, que treinta y cuatro años después de la aprobación de la Constitución y según el último barómetro del CIS, el 67,5 de los ciudadanos declare estar "poco o nada satisfecho" con la forma en que funciona la democracia frente al 29,6% que se declara "bastante o muy satisfecho". Unos datos que aunque sin duda están muy influenciados por la incidencia tan negativa de la crisis económica y de las medidas que está tomando o dejando de tomar el Gobierno, deberían hacer reflexionar a los responsables políticos y llevarles a recuperar la senda del consenso y del acuerdo que sus predecesores recorrieron hace treinta y cuatro años.

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