Actualizado 13/07/2008 02:00

Charo Zarzalejos.- Cerrando heridas

MADR5ID 13 Jul. (OTR/PRESS) -

Baleares, Cataluña y, ahora, el País Vasco cierran el círculo de congresos pendientes tras la cita de Valencia. La cita vasca ha sido, con diferencia, la más dura. Cuando sólo se trata de discrepancia política, el arreglo no es difícil. Basta con que las parten enfrentadas se sienten y se pongan de acuerdo. El llegar a acuerdos es la política en estado puro. Es cuestión de dedicarle tiempo, ganas y voluntad de alcanzar un punto de encuentro. Pero en el País Vasco la cuestión de fondo era otra bien distinta, otra que se escapa a lo objetivo, a lo negociable. La cuestión de fondo es, nada menos, que una cuestión de fe y la fe se tiene o no se tiene. En ningún caso es negociable.

María San Gil se ha ido por una cuestión de fe. Simplemente no se fía. Su paso ha sido un paso sin retorno, que ha arrastrado a tres personas, ha inspirado discursos de lógico y merecido reconocimiento y ha provocado serias heridas entre los populares vascos, todos ellos ya heridos por la extrema dificultad que supone ser militante de este partido en el País Vasco y porque una buena parte de ellos, como el propio Basagoiti, ha sentido en más de una ocasión el aliento de ETA en sus nucas.

La fe no deja de tener sus paradojas. Se perdió la fe porque la ponencia política de San Gil fue modificada en Valencia, pero no se recupera ahora que se ha incluido en la ponencia aprobada en Bilbao. ¿Cómo es posible depositar tanta fe, conceder tanta importancia a lo que no deja de ser un documento político en el que nunca y para ningún partido abarca la realidad? Las ponencias, como los programas electorales, lo aguantan todo, pero luego es la realidad la que se impone, es la coyuntura la que obliga a decidir estrategias, son los demás los que influyen en la posición propia. Y todo ello sin que sea necesario cuestionar los principios.

Ante el doloroso plante de San Gil, el PP vasco tenía dos opciones: o lamerse las heridas, o trabajar para cerrarlas. Con buen criterio se ha optado por lo segundo, pero el trámite no ha sido fácil. En la cita de Bilbao se han entrecruzado sentimientos y sospechas, una memoria que pesa y un futuro que a muchos les parece inalcanzable, el recuerdo de los que fueron y la lotería que supone siempre apostar por los nuevos.

La inteligencia en las formas ha fallado de manera estrepitosa, sobre todo aquellas que han tratado de presentar a Maria San Gil como a una persona que ha perdido el oremus. No es eso. Pero tampoco lo es escupir sobre los que se quedan toda clase de ignomias. ¿Son traidores Basagoiti, Urquijo, Barreda, Otaola o Usandizaga? Desde ayer Alfonso Basagoiti es el presidente del PP del País Vasco. Su tarea es ingente. De entrada, ha propuesto que Maria San Gil sea miembro nato de la Ejecutiva. Y a partir de hoy el trabajo más inmediato es preparar al partido para las próximas elecciones vascas. Solo un buen resultado puede cerrar de manera definitiva las heridas abiertas por una cuestión de fe.

Un apunte final: Maria San Gil se ha ido. Sus más fieles permanecen en la disciplina del partido y algunos forman parte de la nueva Ejecutiva, pero ¿y Jaime Mayor? Ha brillado por su ausencia, pero salvo que haya abandonado la coherencia de la que tantas veces ha hecho gala, no debería pasar muchos tiempo para que pusiera su escaño en Europa a disposición del partido. Mayor Oreja no ha estado, pero tampoco se ha ido (¿).

Charo Zarzalejos.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

Políticos, ¡convertíos!

Foto del autor

Fernando Jáuregui

La interesante 'doctrina Armengol'

Foto del autor

Victoria Lafora

Hoy se zurran, mañana pactan

Foto del autor

Carmen Tomás

30.000 millones de gasto en un mes