Los nacionalistas marroquíes hablan de "ciudades ocupadas" y los nacionalistas de ERC de "orgía nacionalista". Que se miren al espejo, por favor. Mejor aún: que estudien un poquito de historia, que les prometo que no duele.
Ceuta desde hace más de cuatrocientos años y Melilla desde hace unos cien más -o sea, desde hace la tontería de unos cuatrocientos años como poco antes de que existiera Marruecos, cuya independencia data del año 1956- son parte de España.
Así que, puestos a criticar algo, lo criticable de la visita de los Reyes a Ceuta y a Melilla me parece que es que no se haya producido antes. Puestos a reclamar "responsabilidades", ésta es la que cabría reclamar, no a Don Juan Carlos, que no tiene más agenda oficial que la que le marca el Gobierno, sino a los gobiernos españoles que durante los últimos treinta años no han programado esta visita en la agenda real.
Las buenas relaciones con Marruecos son muy deseables, pero el precio de esta amistad no puede ser alentar durante otros treinta dos años el equívoco de que Ceuta y Melilla son "ciudades ocupadas" porque, a este paso, podría acabar ocurriendo lo que ocurrió hace treinta y dos años con el Sahara "español": que cualquier "Marcha Verde" nos ponga otra vez en la tesitura de defender a tiros contra un "ejército" de ancianos, mujeres y niños marroquíes indefensos lo que es nuestro, como no hicimos con el Sahara "español", o abandonar a su suerte a otros miles de personas tan españoles como el que más, que es lo que hicimos con los saharauis.
Quienes consideran que ha sido una provocación que el viaje de los Reyes coincida con el aniversario de aquella "Marcha Verde" olvidan que los ofendidos, los "expoliados", fuimos los españoles; nosotros somos los que tendríamos que "ofendernos" de que Marruecos haya declarado este "expolio" Fiesta Nacional. Pero, lo que hemos hecho es pasar página.
El excelente momento que hoy atraviesan las relaciones hispano-marroquíes se debe, sobre todo, al giro a favor de los intereses de Marruecos que ha experimentado la posición de España sobre el Sahara desde que el presidente Rodríguez Zapatero llegó al poder. Ahora, sencillamente, le toca "dar" a Marruecos.
Expresar la "comprensión" de España hacia la "sensibilidad" marroquí respecto a Ceuta y Melilla, como ha hecho el Gobierno español, me parece una forma amistosa de corresponder al "perfil bajo" que han tenido hasta ahora las protestas marroquíes; pero, por si las amenazas que desde allí llegan son algo más que "consumo doméstico", bien está recordarle, como también ha hecho el Gobierno, que "la común necesidad de seguir aunando esfuerzos para hacer frente a los desafíos del futuro" obliga a ambos países a gestionar esta crisis son prudencia y talento.
Consuelo Sánchez-Vicente.