Actualizado 12/06/2008 02:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Esto sí es culpa del Gobierno

MADRID 12 Jun. (OTR/PRESS) -

Las medidas de ayuda que el gobierno ha propuesto a los transportistas para ayudarles a capear el temporal parecen todo lo amplias y razonables que el margen de intervención del ejecutivo en la economía puede permitir. Todos en general y cualquier autónomo en particular nos daríamos con un canto en los dientes con esas ayudas; porque la subida del precio del petróleo no está arruinando solo a los transportistas. Pero poco puede hacer la racionalidad cuando la irracionalidad ya ha hecho su trabajo; y ese es desde mi punto de vista el problema de esta huelga que está paralizando el país. Por falta de liderazgo político, el gobierno ha hecho cundir la desesperación entre los huelguistas, y la incertidumbre entre la población

No hay que ser un catedrático en economía para saber que si nos lanzamos en masa hacia las gasolineras y hacia los supermercados como si mañana fuéramos a morirnos de hambre, el desabastecimiento es inevitable. Igual que si nos fuéramos al banco todos juntos a pedir que nos den nuestro dinero. La banca, simplemente, tendría que echar el cierre, y cundiría el pánico entre los ahorradores. Que el primer día de la huelga empiecen a faltar gasolina en las gasolineras y alimentos en las tiendas no es culpa de la huelga sino del pánico. Pero por dormirse en la estulticia de que, como no estamos en crisis, no tenemos que adoptar ninguna medida para paliarla, el gobierno se encuentra ahora en que vez de una huelga tiene que administrar un estado de ánimo

Ha perdido la credibilidad entre los huelguistas, que vuelven y siguen con que si no consiguen algo tan irracional como que el gobierno fije un precio mínimo para los portes, no cederán. La razón por la que no pedir esto es irracional es que los huelguistas no son trabajadores por cuenta ajena sino empresarios, unos grandes y otros pequeños, pero que en una economía de mercado fijan libremente el precio de sus servicios con sus clientes, como cualquier otro empresario. El gobierno, simplemente, no puede atender esta reivindicación. En la Cuba de Fidel, sí; pero en la España de la Unión Europea, no. Pero, lo que está provocando el desabastecimiento es que, por el camino, el gobierno ha perdido, además, la confianza del resto de los ciudadanos en su capacidad para reconducir el conflicto al terreno de la racionalidad. Nos hemos lanzado a acaparar comida porque tenemos miedo a que nos falte mañana. Que es una irracionalidad como un piano. Pero, cuando el gobierno "desaparece", la sociedad vuelve a la tribu, se desatan los instintos más primarios, y cada cual mira por su supervivencia y la de su familia. El precio del petróleo no es culpa del gobierno, pero sí lo es que esté cundiendo el pánico.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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