MADRID 30 Oct. (OTR/PRESS) -
Pagaremos caro haber llevado nuestra división sobre ETA a Europa. ¡Que gran disparate! La tesis popular de que el actual presidente español no es de fiar porque está dispuesto a rendir la democracia a ETA con tal de colgarse 'la medalla de la paz' resulta heladora incluso en clave doméstica. Ni les cuento como ha debido sonar en los oídos europeos. Pero, la tesis socialista de que lo que le interesa al PP es que ETA siga matando para que Zapatero no pueda colgarse esa medalla, no le anda a la zaga. Convencer a Europa de que nuestra unidad merecía su apoyo frente a ETA le ha costado a este país más de treinta años y casi mil muertos. Y en la media hora escasa que duró el pleno europeo sobre ETA me temo que hemos dilapidado ese gran caudal de credibilidad
Se trata, tan solo, del último de los errores que, sobre todo el Gobierno, pero también el principal partido de la oposición, han cometido desde que ETA decretó su actual alto el fuego permanente. Era más que evidente que embarcarse en algo tan complejo como 'el final dialogado de ETA' sin el apoyo del PP, como ha hecho Zapatero, solo iba a conseguir dividir al país y a las víctimas. Es decir, debilitar la posición del Gobierno frente a ETA. La banda está crecida con razón. Pero, ¿es legítimo negarle a Zapatero, como hace el PP, lo que todos sus antecesores en el cargo han tenido: el derecho a intentar acabar con ETA si cree que se dan las condiciones, con el apoyo del principal partido de la oposición? Yo creo que no.
Las serias dificultades que atraviesa el llamado proceso de paz son totalmente atribuibles a ETA y a Batasuna, ellos son los que están poniendo los 'palos en las ruedas' que dicen que ponemos los demás. Ellos son quienes deben cumplir la ley. Hasta que lo hagan, el Gobierno solo puede hacer lo que ha hecho tras el robo de las pistolas: parar el reloj. ¿Aprovecharán esta pausa Zapatero y Rajoy para reflexionar sobre el daño que nos está haciendo a todos - al país, a las víctimas, a la sociedad - su división frente a ETA? Deberían hacerlo. Los dos. Y pagarlo, los dos, en las urnas, si no lo hacen. Aunque el calendario electoral no acompañe, y tanto si este es el verdadero principio del fin de ETA como si es otra trampa, cualquier negociación entre el Gobierno y ETA solo puede acabar bien para nuestra democracia con el PSOE y el PP juntos, remando en la misma dirección. Ni un segundo podemos dejar los demócratas de apelar a la responsabilidad de los dos.
Consuelo Sánchez-Vicente