Actualizado 10/03/2008 01:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Una lección de generosidad

MADRID 10 Mar. (OTR/PRESS) -

Llegó el gran día, y la afluencia masiva a las urnas lo convirtió en un día grande. En paz y libertad, la gente se echó a la calle desde primera hora para ejercer su derecho democrático a decidir, y la tranquilidad ganó por goleada la batalla a los incidentes, muy escasos, de unas elecciones en las que la nota dominante volvió a ser la normalidad. Pensar en el futuro de España, como pidió el líder del PP Mariano Rajoy en el momento de depositar su voto, pasaba, en mi opinión, por recuperar el hilo de la normalidad que perdimos en las elecciones del 14-M en las urnas del 9-M. Para disipar aquellos fantasmas había que llenar estas urnas de votos. Y, pese a la tentación del desistimiento, muy fuerte casi hasta el final por la crispación casi insoportable de estos cuatro años, las urnas se llenaron de votos.

Quien a partir de ahora se empeñe en seguir mirando hacia el pasado terminará convertido en estatua de sal. El mensaje de las urnas del 9-M me parece diáfano. Si al intercambio de ideas, pero no al intercambio de insultos, sí al juego limpio, y no al juego sucio. Lo que dijo el líder del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero después de votar es una gran verdad. Para que España y la democracia salieran fortalecidas hacía falta que la participación fuera masiva. Los fantasmas resisten mal la luz, y nada ilumina más la escena política que un veredicto claro e incontestable de las urnas. Ya lo tenemos. El pueblo español se ha pronunciado con la generosidad y la sabiduría que acostumbra; y ahora la pelota vuelve a estar en el tejado de los políticos

La democracia se rige como es sabido por la regla de la mayoría, pero lo que la diferencia del totalitarismo, como también es sabido, es el respeto hacia las opciones minoritarias. Las elecciones siempre abren un tiempo nuevo que encierra un gran potencial de regeneración; y el que hoy empieza debería estar marcado, en mi opinión, por el entendimiento. Los ciudadanos ya han hecho su trabajo de repartir los 'papeles' en las urnas, y muy bien hecho. Empieza otra vez el turno de los políticos. Trabajar para que el entendimiento entre los españoles sustituya a la crispación es, desde mi punto de vista, el gran reto del próximo gobierno, pero también el de la oposición. Desde el papel en que han situado a cada uno los ciudadanos, ¡a la tarea!

Consuelo Sánchez-Vicente

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