MADRID 3 Ene. (OTR/PRESS) -
La Navidad siempre dispara la cesta de la compra, y en enero siempre "toca" subida de tarifas. Tras el "campana sobre campana de la Navidad siempre toca entonar el "subida sobre subida" de enero. Pero este año, además, venimos de la crisis de las hipotecas, y, por si esto era poco, todo menos los salarios está subiendo por encima de la inflación. Miles de familias, simplemente, ya no pueden más, y otras miles se encuentran con el agua al cuello. Si, como admite el propio presidente Solbes, no es previsible que los precios entren una senda más moderada por lo menos hasta marzo, ¿cómo nos las vamos a arreglar?
Las causas están claras, y, me adelanto a decirlo: no son "culpa" del Gobierno. La subida de las hipotecas se debe a las turbulencias que ha producido en la economía internacional la crisis de las "hipotecas basura" norteamericanas de este verano, y el galope de la inflación es consecuencia de la subida del precio del petróleo, que ha encarecido tanto la producción de bienes y servicios básicos como la los alimentos de primera necesidad. Ni lo uno ni lo otro es "culpa" del Gobierno, en esto tiene razón Solbes. El precio del índice de referencia de la mayoría de las hipotecas, el Euribor, lo marca Bruselas (el Banco Central Europeo), y el precio del petróleo, "el mercado". Pero, entonces, ¿qué hacemos? ¿Sentarnos a esperar que la economía mejore por sí sola? Porque, si esto es así, ¿para qué sirve el Gobierno?
El gobierno, evidentemente, no puede erradicar las causas del mal, ni fija el tipo hipotecario ni decide el precio del petróleo, pero sí puede y debe paliar sus consecuencias adoptando medidas antiinflacionistas, o más sencillo aun, haciendo cumplir la ley. No lo está haciendo, ni lo uno, ni lo otro. La economía de mercado que rige en España no es tan "salvaje" como a veces tiene una la tentación de pensar oyendo a este Gobierno, tiene sus "correcciones", precios "tutelados", sectores estratégicos "regulados"... Leyes no faltan, pero, ninguna ley vale de nada si no se hace cumplir. Y, esta Navidad hemos vuelto a comprobar que, ni siquiera - ¡que menos! - en lo que afecta a los alimentos más básicos, el Gobierno ha hecho cumplir con el rigor que merece, que es todo el rigor, las leyes contra el "vicio empresarial" de la concertación abusiva de precios. La democracia es un sistema de controles. La Ley es el principal de ellos. Y, en democracia, cumplir -y hacer cumplir- las leyes sí es responsabilidad del Gobierno.
Consuelo Sánchez-Vicente.