Actualizado 21/06/2007 21:01

Crónica 11-M.- El abogado de Trashorras defiende su inocencia por la falta de resultados concluyentes sobre explosivos

- "Esto no es Guantánamo, pero por ese camino vamos", denuncia el letrado sobre un "proceso inquisitorial"

MADRID, 21 Jun. (OTR/PRESS) -

El alegato de conclusiones de Gerardo Turiel, abogado del ex minero asturiano Emilio Suárez Trashorras, ocupó hoy toda la sesión del juicio del 11-M que tiene lugar en el pabellón especial de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo. El letrado subrayó que ni a él ni a su cliente les "da igual" el tipo de dinamita que explotó en los trenes de cercanías, ya que "mientras no se diga cuál es no se puede acusar a este señor de nada menos de que 192 asesinatos". Además, se explayó en sus críticas a cómo el Ministerio Fiscal ha conducido el proceso, y llegó a hablar de "proceso inquisitorial". "Esto no es Guantánamo, pero por ese camino vamos", sentenció.

Turiel respondió así a la afirmación que hizo el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, de que "daba igual" el tipo de explosivo empleado en los atentados. El letrado explicó que, en el caso del asturiano, saber la dinamita empleada es "clave" para calificar el delito del que se le acusa, e invocó la indefensión a efectos de la vulneración de los derechos fundamentales de su cliente. "A mi cliente y a mi sí nos interesa saber lo que explotó porque nos interesa saber qué relación tenemos con esto", sentenció.

El ex minero asturiana está acusado de colaboración con organización terrorista, suministro y transporte de explosivos, 191 asesinatos terroristas, 1.841 en grado de tentativa, cuatro delitos de estragos terroristas, robo de vehículo a motor, asociación ilítica y falsificación de matrículas. En total, el Ministerio Fiscal solicita para él un total de 38.962 años de prisión, la pena más elevada de las que se solicitan para los 29 acusados por la masacre del 11-M.

En la misma línea de crítica al Ministerio Público, Turiel advirtió que se corre el riesgo "de que esta violación de derechos nos acerque a la situación que viven los presos islamistas detenidos por las autoridades norteamericanas y encarcelados en la cárcel cubana de Guantánamo". "Esto no es Guantánamo pero por ese camino vamos", remachó, destacando que se alegra enormemente de que Suárez Trashorras "no rece ni sepa hablar árabe"

JUICIOS PARALELOS

En el mismo sentido, indicó que la actitud de la Fiscalía durante el proceso le ha recordado en diversas ocasiones "la vieja norma inquisitorial". Así indicó que "nunca" se ha sentido "tan vapuleado" como en determinados momentos de la causa y recordó que, al igual que sucedía con la Inquisición, su cliente no supo durante un largo periodo de tiempo los motivos por los que se le acusaba y de qué se le acusaba. Además, mencionó el tratamiento dado por los medios de comunicación y denunció la existencia de "juicios paralelos en la prensa", cuando "en realidad el que tiene que juzgar es el tribunal".

En todo caso, el abogado puso en duda, en una larga exposición de tres horas de duración, que la dinamita empleada en la masacre fuera robada de Mina Conchita y recordó que la empresa Caolines de Merilles, a la que pertenece esta explotación, tiene un total de 17 minas. A este respecto aseguró que las acusaciones no han logrado demostrar "con certeza" que se extrajera del lugar en que trabajó Trashorras y destacó que "nadie ha probado cuanta dinamita salió" de allí. "De pronto y probablemente metiendo todas las pruebas en un saco sale una cantidad de 250 kilos", agregó. "No solo nadie lo demostró es que nadie lo puede saber", apostilló.

No obstante, la Fiscalía ha dado por hecho que Trashorras, "que era un malvado y andaba con dinamita para ver que podía hacer de malo", cogió "a unos muchachos de su banda" y "los mandó a Madrid con unas bolsas que no sabemos cuanta dinamita llevaban", ironizó Turiel. Defendió que lo que transportaron los jóvenes asturianos hasta Madrid no fue explosivo sino hachís y dijo que su cliente no sería "el único trastocado aquí" si existe un grupo que quiere hacer un atentado con dinamita y que además piensa y programa subir un día a Asturias con dos coches y llevarse la dinamita y al final decide que le envién "la dinamita a cachitos y por el servicio de Alsa".

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