MADRID 15 Abr. (OTR/PRESS) -
Manuel Conthe, aún presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y Javier Gómez Bermúdez, el magistrado de la Audiencia Nacional que preside el juicio del 11-M, tienen mucho más en común de lo que pueda aparecer a primera vista. Personalidades distintas que se mueven en ambientes muy diferentes, ambos tienen en común el haberse convertido en símbolos de la independencia del hombre libre y resistente frente a las presiones del poder. Gracias a ellos sabemos que es posible enfrentarse a esas presiones, aunque a veces resulte harto difícil, sin más armas que las de la competencia profesional y la honradez a prueba de bomba. Es posible que a corto plazo gente así sufra las inconveniencias del cese o la impugnación o, dicho en lenguaje llano, verse en la calle de la noche a la mañana, pero en sus respectivos mundos profesionales tienen asegurado respeto y trabajo para mucho tiempo. Y más allá de sus avatares personales, suponen la garantía de que los controles del poder, el que garantiza la libertad del mercado en el caso de Conthe, el aval de la Justicia independiente en el de Gómez Bermúdez, hacen funcionar nuestro Estado democrático pese a quienes intentan gobernar saltándoselos a la torera.
Es indecente que el Gobierno alegue que ha perdido su confianza en Conthe para tratar de que dimita. Como este ha dejado dicho, fue nombrado para que actuara como regulador independiente, incluso de las OPAs que promueve el Ejecutivo, no para que obedeciera sus consignas. El espectáculo que estamos presenciando estos días es la muestra más palpable del intervencionismo de Zapatero tratando de someter a todos los sectores de la sociedad, empresas privadas incluidas, a sus designios. El caso de Gómez de Liaño, tan distinto en apariencia, tampoco resulta muy diferente cuando se recuerda que en el último año tres veces ha sido impugnada su designación como presidente de la Sala que había de juzgar el 11-M, en una maniobra repetitiva de los vocales del Consejo General del Poder Judicial que controla el PSOE destinada sin duda a evitar que fuera protagonista de este juicio.
La imparcialidad con la que Gómez Bermúdez está conduciendo el proceso, sin dejarse influir por factores externos ni presiones mediáticas de origen político, es lo que más puede descolocar a este Gobierno. Como le sucede con el asunto Conthe, precisamente porque Conthe es un hombre de solvencia profesional reconocida que ha colaborado en los equipos económicos de dos gobiernos socialistas. El PSOE es maestro en organizar campañas de comunicación destinadas a atacar la reputación de los personajes que le molestan. Cuando se encuentra enfrente a un Gómez Bermúdez o un Conthe es cuando pierde los papeles. Ni puede llamarles fachas, ni ridiculizarles por cómo trabajan. No está en sus previsiones que exista gente libre y de valía que anteponga la libertad profesional al sometimiento al poder. Afortunadamente para este país, de vez en cuando surge alguien así.
Curri Valenzuela