MADRID 8 Feb. (OTR/PRESS) -
Hacer propuestas en campaña electoral tiene el riesgo de colocarse en el centro de las críticas de todos los adversarios de quien las realiza, pero, mediada ya la carrera hacia La Moncloa, a Mariano Rajoy no le queda más remedio que arriesgar: las encuestas le siguen colocando en el segundo lugar y para saltar al primer puesto tiene que evitar que todos estemos discutiendo lo que promete Zapatero, aunque sea esa oferta de los 400 euros que le ha salido tan mal.
¿Se ha metido Rajoy en un jardín por proponer que exijamos a los inmigrantes que acepten las costumbres españolas? Posiblemente. Para empezar, porque resulta difícil aclarar en qué consisten esas costumbres, y tampoco él lo ha explicado. ¿Esperamos de los extranjeros en España que duerman la siesta, coman paella y griten mucho en los restaurantes? ¿O vamos a prohibir que las jóvenes árabes acudan tapadas con velo a la escuela? Son cosas distintas, al rebufo de las cuales se da pie a que desde la izquierda se llame "xenófobo", o cosas peores, que todo vale en campaña, al líder del PP.
Ajeno a las críticas, Rajoy ha seguido desgranando propuestas. La última, ayer, la de una Ley de Cambio Climático con la que se comprometería a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y a plantar 500 millones de árboles en el territorio nacional. Seguro que con ello se arriesga a que le recuerden como citó a su primo para quitar hierro a la visita a España de Albert Gore con su "show" mediático-alarmista, pero también habrá muchos votantes, sobre todo jóvenes, dispuestos a sopesar su propuesta.
En esta campaña, además, existe el riesgo de la sobreexposición a las promesas electorales, causado por el abuso que de las mismas ha cometido el presidente del Gobierno, especialista en anunciar medidas de efecto mediático grandioso que luego se evaporan como la espuma. Teniendo en cuenta que no hay ningún español discapacitado que haya podido acogerse aún a la tan cacareada Ley de Dependencia, que los 210 euros de ayuda mensual al alquiler de viviendas solo se ha concedido a mil jóvenes y que el regalo de 500 euros se ha quedado en una deducción a los contribuyentes de IRPF positivo, cualquier cosa que ahora prometa Rajoy suena a vacío. Pese a lo cual, al líder del PP no le queda más remedio que meter primera y empezar a remontar en la última cuesta de la campaña electoral.
Curri Valenzuela.