Actualizado 09/02/2008 01:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- La inmigración de los progres y los carcas

MADRID 9 Feb. (OTR/PRESS) -

Entre los analistas políticos tenemos un termómetro particular para saber cuándo una de las propuestas electorales de los dos principales partidos PP o PSOE ha dado en la diana. Cuanto mayor es el nivel de descalificación e insulto del adversario, cuando salen todos sus primeros espadas en tromba a criticar la iniciativa o cuando se intenta minimizar por todos los medios la repercusión mediática -valga la redundancia- del asunto es cuando el tema en cuestión resulta mas dañino para el que lo critica.

La última medición la hemos hecho con la iniciativa del PP de obligar a los inmigrantes a firmar un contrato de integración si quieren obtener un permiso de residencia legal en España superior a un año. Es cierto que la idea bien explicada podría haber conectado mayoritariamente con la sociedad española, pero que su presentación y su envoltorio han sido desastrosos. Incluir en la propuesta la obligación de los inmigrantes a respetar las "costumbres" de los españoles, en vez de hablar de los valores o la forma de vida occidental, ha sido la excusa de los socialistas para coger el rábano por la hojas incluso para pasarse mil pueblos y afirmar como ha hecho Rubalcaba que la idea huele que apesta a racismo y xenofobia.

La prueba del algodón sería hacernos en voz alta algunas preguntas sencillas. ¿Es progresista o carca no permitir la poligamia en nuestro país o impedir los matrimonios concertados en la mas tierna infancia? ¿Como se debería definir ideológicamente a quien impida aberraciones como la ablación del clítoris u otras mutilaciones genitales? ¿Obligar a las niñas a que cubran su cuerpo para evitar la tentación lujuriosa de los hombres es tolerable o intolerable desde el punto de vista de la igualdad? ¿Que las mujeres musulmanas deban aceptar ser atendidas por médicos varones, que vayan a clase de gimnasia o acudan al colegio durante la menstruación se puede discutir desde un punto de vista ideológico en un país occidental? ¿Le parece a usted bien o mal dentro de nuestras normas de convivencia y de higiene sanitaria que se impida sacrificar a los corderos en las viviendas? ¿Nos escandalizaría o no que se le diera la razón al embajador de Irán en España cuando reivindica que, siguiendo las costumbre de su país, se amputará la mano a los ladrones para dar un escarmiento publico y frenar una posible gangrena social?...

Sin duda son preguntas sencillas que en la calle tienen fáciles respuestas, pero que en manos de los políticos, y en plena verbena electoral, se convierten en poderosas armas de destrucción del adversario. En el fondo al PSOE lo que le duele es que el PP haya tomado la iniciativa de la precampaña electoral con un debate tan trascendente como el de la inmigración y al PP lo que le pierde es no saber transmitir a la opinión publica la intención de su propuesta. En resumen, que unos por otros la casa sin barrer, con el agravante de que ni Rajoy ni Zapatero tengan la grandeza de proponer al adversario un gran pacto de estado sobre inmigración para no si no repetir los tremendos errores de nuestros vecinos europeos y que las terceras generaciones de inmigrantes estén menos integrados, vivan en guetos y creen sus propios estados de marginalidad dentro de los estados de acogida. ¡Qué desgracia tropezar varias veces en la misma piedra!

Esther Esteban

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