MADRID 7 May. (OTR/PRESS) -
A los de mi generación -los hijos y nietos de quienes vivieron la guerra civil- solo nos quedaba un mito del franquismo: el festival de Eurovisión y ahora nos enteramos que el 'La, La, La', ese canto a la modernidad, un tanto noño e intrascendente, que nos tuvo el alma en vilo y con el que todos hicimos la señal de la victoria, fue un fraude. Cuarenta años después hemos sabido que aquel éxito de Massiel que nos hizo ocupar un pequeñísimo lugar en la Europa democrática, fue una maniobra del Dictador, una operación de marketing perfectamente orquestada por el franquismo para relanzar la maltrecha imagen de nuestro país. Una imagen tenida de rojo, por una fraticida guerra entre hermanos, y de negro por los abusos de un dictador que, pese a todo, murió en su cama, mientras el resto del mundo vibraba por movimientos revolucionarios políticos e intelectuales como el mayo del 68 de nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos.
Mientras la Francia de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad ocupaba un lugar en la historia de las revoluciones recientes, nosotros estábamos en la etapa del 'La, la, la' cuya autora ahora, tras descubrirse el tongo, se pone estupenda acusando a la cadena Mediapro de urdir un complot ficticio para beneficiar a otro fenómeno tan patético como el del entonces: el del chikilicuatre. El problema no es tanto que Massiel intente defender a capa y espada su condición de "roja" para que nadie la acuse de estar en la pomada del régimen, sino que para hacerlo acuse de franquistas a otros compañeros: "A mi me vetaban por roja y ahora va a resultar que me ayudaron. Mas le habría gustado a Franco y su Gobierno que hubiesen ganado Rafael o Conchita Bautista" ha dicho, después de que se negara a participar en el documental que hoy se emite en televisión con el "magnífico" argumento de que ella "sin cobrar no abre la boca".
¡Que paradojas!. Ahora que empezábamos a superar el nefasto capitulo de la memoria histórica, que habíamos recuperado el honor y la dignidad de nuestros muertos en las cunetas, que dábamos por zanjada la "guerra de las esquelas", resulta que el fantasma del franquismo aparece de nuevo personificado en una "roja" -que se niega a aclarar lo ocurrió de verdad, la autentica trastienda de un Festival que sigue siendo tan casposo y hortera como la época que ahora se recuerda- porque nadie le ha puesto una cifra en un talonario. ¡ que decepción!.
Claro que mientras aquí nos tomamos el asunto como una pelea monetaria y un pique entre famosos de medio pelo de las cadenas televisivas, en Gran Bretaña lo han convertido poco menos que un tema de Estado porque nuestro 'La, la, la' ganó por un solo voto y en su propia casa al patético 'Congratulations' de Sir Cliff Richard. Los ingleses como siempre haciendo una cuestión de honor y de patria cualquier cosa que les sitúe como derrotados en cualquier etapa de su historia. "Franco amaño eurovisión para frenar a Cliff Richard" tituló a toda pastilla 'The Telegrapf' y lo mismo 'The Daily Stard', 'The Sun' y hasta la pulcra 'BBC'. Pues eso, nosotros a lo nuestro y a que Massiel se pasee ahora por todos los platós de televisión, eso sí cobrando, y ellos a los suyo a hacer Patria y honor a la tradición inglesa. ¡ Así nos va ¡.
Esther Esteban