MADRID 25 Jun. (OTR/PRESS) -
Querían matar al padre y lo han conseguido sólo a medias. Tal vez tengan razón los "marianistas" cuando afirman que tras el Congreso de Valencia "Aznar ha muerto" pero yo tuve la sensación de que no ha sido enterrado y, lo que es peor, que sus herederos quieren hacer acopio de sus pertenencias y están dispuestos a litigar por la herencia.
Ha habido relevo generacional y han dado la vuelta a su imagen mediática como a un calcetín. "Al PSOE le han caido este fin de semana diez años encima" que diría el hiperactivo portavoz del partido Esteban González Pons, pero pensar que han conseguido dar el "cerrojazo" al pasado, sin haber incinerado al cadáver, sería hacer un acto de voluntarismo y desconocer o minusvalorar la esencia cainíta de la derecha española. He vivido prácticamente todos los Congresos del PP desde la Transición y no ha habido ninguno en el que no se haya reivindicado el centro político y levantado su bandera. En cada cita con ellos mismos los populares buscan, redefinen o rediseñan un nuevo centro que definitivamente les quite todo lo que huela a caspa y naftalina de su etapa anterior , sobre todo si han sido derrotados en las urnas.
En su "busca del centro perdido" han hecho varios relevos generacionales y varias refundaciones pero la cruel realidad es que sólo han conseguido ser los inquilinos de la Moncloa durante un corto paréntesis de ocho años en la España democrática, mientras sus adversarios han tenido la habilidad de estar en el poder y mantenerlo, afrontado con naturalidad mutaciones ideológicas impensables para la izquierda que abanderó Felipe González. La diferencia es que mientras el PP busca el centro perdido, la izquierda sigue cómodamente instalada en el cambio y los socialistas- por mucho que machaconamente repitan el mismo slogan en todos sus Congresos- consiguen finalmente la bendición de las urnas y situarse en el bando ganador. Es un ejercicio inútil que lleva a la melancolía que el PP se siga lamentando de su suerte, se entretenga en buscarle los tres pies al gato a sus " versos sueltos" o como díria su gran estrella ascendente, Maria Dolores de Cospedal siga obsesionado en " mantener la nave a salvo de piratas". Lo que deberían hacer es fijar claramente su hoja de ruta, enterrar al padre sin es que le han matado y no litigar en torno a la herencia. Si es cierto, como proclaman, que han encontrado una nueva música, la letra ha de ser acorde a los nuevos tiempos y aunque en política es prácticamente imposible hacer tabla rasa romper con las ataduras del pasado es un ejercicio saludable para mirar al futuro con optimismo y sin complejos. Alguien debe decirle claramente a Rajoy lo que ya es el talón de Aquiles de su gran adversario: "La crisis, Mariano, la crisis..."
Esther Esteban