Más que palabras.- La muerte en un plató

Europa Press Sociedad
Actualizado: martes, 27 noviembre 2007 15:46

Svestlana recibió una llamada de televisión esperanzadora. Alguien, un ser querido deseaba darle una sorpresa y seguramente pensó que se trataba de algún familiar o amigo que venía desde Rusia, su país natal.

Cuando se sentó en el plató de Antena 3 en el 'Diario de Patricia' no intuía que quien iba a aparecer era su agresor, el hombre al que había denunciado por malos tratos y que acababa de ser condenado a 11 meses de prisión, menos de un mes por cada golpe y humillación que ella había recibido.

Vimos su cara aterrada, su voz apenas imperceptible, balbuceante, cuando vio allí al maltratador, de rodillas ante ella, pidiéndole perdón, dándole el beso de la muerte y mostrándole un anillo de compromiso. Al final se armó de valor y dijo un no, no, no, mientras la presentadora del programa la insistía tal vez porque el tiempo en televisión dicen que es oro o, simplemente, para alargar un poco más los segundos de morbo. Ese 'NO' temeroso firmó su sentencia de muerte que le llegó horas después de que el asesino se sintiera humillado ante los espectadores.

Nadie puede ya devolverle la vida a Svetlana, ni a su hija pequeña su madre, pero su muerte no debería ser una más a añadir a esa fatídica cifra de victimas de la violencia machista. Sólo nos faltó ver en directo cómo su asesino se ensañaba con ella y la degollaba por haber cometido el terrible pecado de rechazarle, de humillarle en publico...

Sabemos que la televisión no la ha matado pero también sabemos que ese tipo de programas son de alto riesgo, porque no es la primera vez, sino la quinta, que una mujer muere después de haber pasado por el plató de un reality show.

Recordamos bien a Ana Orantes a quien su marido roció con gasolina y quemó viva después de que ella denunciara su caso en televisión. En aquella ocasión ella fue voluntariamente a contar su drama y a abrir su alma rota de las palizas, en un intento de ayudar a otras posibles victimas, lo que le costó la vida. La diferencia es que Svetlana fue engañada y el programa de televisión no hizo los controles necesarios.

La televisión no mata, es verdad, pero trafica de manera repugnante con la debilidad humana y se aprovecha casi siempre de los mas vulnerables, a quienes convierte en rentable material de la pornografía emocional.

Independientemente de las acciones judiciales que puedan emprenderse contra la televisión, y si debe o no endurecerse la ley para contemplar estos casos, lo cierto es que también la Justicia falló ya que no había localizado al asesino para comunicarle su orden de alejamiento mientras este se paseaba a sus anchas por los estudios.

Sin embargo, la cuestión no puede zanjarse con una reacción puntual surgida ahora por lo espeluznante del caso. Resulta urgente y muy necesario que las televisiones se autorregulen y si no lo hacen que los espectadores reaccionen cambiando de canal. Si para seguir amasando unas fabulosas cuentas de resultados las cadenas creen que 'todo vale' los ciudadanos tenemos que decir ¡Basta!

¿Qué será lo próximo? ¿Ver a un pederasta en un programa para niños captando a sus victimas, o a un violador contando sus hazañas con el argumento fácil de su arrepentimiento público?. Nosotros mandamos en el mando y ahí está una de las claves. Debemos y tenemos que decir 'NO' ¡Basta ya¡ de basura televisada...

Esther Esteban

Contenido patrocinado