Más que palabras.- Mujeres sin rostro

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 11 abril 2007 18:51

"No es Kabul, no es Riad, es Alcobendas" se podía leer el otro día en la portada del periódico El Mundo como título de una fotografía en la que aparecían dos mujeres completamente cubiertas con la niqab, la prenda tradicional islámica, que llevaban su carrito de la compra. La imagen, aunque todavía insólita en nuestro país, resultaba impactante y debería ser motivo de reflexión.

Las protagonistas de la fotografía, vestían una túnica hasta los pies y llevaban la cabeza y la cara completamente cubiertas dejando solo al descubierto una pequeña rendija a la altura de los ojos.

No es exactamente un burka afgano pero se le asemeja mucho y desde luego es la viva imagen de la represión de la mujer y se aleja muchísimo de nuestros avances en materia de igualdad, que han tenido un importante reflejo en la ley aprobada en el Congreso la semana pasada.

Hemos denunciado muchas veces lo que de desprecio hacia nuestro género tiene la imagen de esas mujeres afganas castigadas a llevar prisión eterna dentro de sus propias vestimentas, condenadas a ser mujeres sin rostro y también que eso era solo la punta del iceberg de las humillaciones, vejaciones y violaciones a las que un grupo de fanáticos -en nombre del Corán- están sometiendo a todo un pueblo. Las mujeres son lapidadas públicamente y delante de sus propios hijos si han sido adulteras, apaleadas si salen a la calle sin la compañía de un varón, se les corta la mano si han robado un trozo de pan para dar de comer a su prole y por supuesto no tienen ningún derecho ni a la educación, ni a la sanidad, ni siquiera se les permite tener su propia dignidad.

Eso y muchas cosas más se esconde detrás de esa vestimenta, para oprovio e indignidad de todas las mujeres del mundo y, por eso, en una sociedad abierta como la nuestra -donde se permite sin problemas de ningún tipo que las niñas árabes acudan a la escuela cubiertas con un velo, la hiyab-, no se debe pasar por alto ni permitir que se vaya mas allá y mucho menos que se utilicen prendas como la niqab o el burka, que chocan frontalmente no solo con el respeto a los derechos humanos sino con nuestras más elementales y consolidadas reglas de convivencia. Incluso si estos argumentos no son suficientes, se puede apelar a un problema de seguridad teniendo en cuenta que cualquiera puede utilizar el anonimato de la prenda para cometer delitos.

Los dos grandes partidos tan empeñados como están en tirarse los trastos a la cabeza deberían ponerse manos a la obra y elaborar una ley que pusiera negro sobre blanco los límites al respecto, tal como han hecho en otros países de Europa. La fotografía de esas dos mujeres en Madrid se esta haciendo familiar en otros lugares de España como Cataluña o Andalucía y deberían encenderse las señales de alarma para impedir imágenes de este tipo. Si no se hace tal vez muy pronto empiece a ser demasiado tarde.

Esther Esteban.

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