Actualizado 03/01/2007 01:00

Fermín Bocos.- Horas bajas

MADRID 3 Ene. (OTR/PRESS) -

El año empieza mal para el Gobierno. En términos políticos el atentado de Barajas ha descolocado a Zapatero. La bomba que ha destruido el aparcamiento de la Terminal 4 también arruina la estrategia que había diseñado para el último tramo de la legislatura. En los últimos meses el presidente había convertido la negociación con la ETA en el fetiche de su discurso político. Contaba con el apoyo de las minorías parlamentarias y la enemiga del PP, pero la exclusión del principal partido de la oposición de los grandes acuerdos nacionales no parecía ser un asunto capaz de robarle el sueño. Zapatero confiaba en exceso en su buena estrella. Explicable, quizá, por el hecho de que hasta ahora, en la vida, todo le había costado muy poco esfuerzo y casi todo le había salido bien. De ahí la suficiencia -o la inclinación a no escuchar o extrañar a quienes no coinciden con sus planteamientos.

Si no fuera porque estamos hablando de la vuelta del terrorismo, el asunto tendría menos importancia. ¿Por qué? Pues porque pese a que algunos políticos se creen ungidos por el dedo del destino (la frivolidad que engendra el abuso de la televisión contribuye mucho a esa patología), la verdad es que en democracia los políticos son ciudadanos en tránsito. Ya digo que si estuviéramos hablando de un revés político de política partidista, la cuestión no tendría tanta importancia, pero éste es un asunto muy serio. Tanto como para haberlo manejado con otro tipo de estrategia. Para empezar, nunca debería haber despreciado la experiencia de quienes le han precedido en un empeño semejante. Felipe lo intentó dos veces, Aznar, una. Las dos salieron mal pero alumbraron lecciones que habría sido muy útil compartir. Empezando por una que indica que la banda plantea treguas cuando quiere ganar tiempo: en todos los casos fue la dirección de la ETA quien dio el primer paso para anunciar que estaban dispuestos a negociar.

La idea de que en esta ocasión había sido el "talante", la "personalidad" de Zapatero lo que había inducido (o seducido) a la otra parte para dar el paso fue el primero de una cadena de errores que distorsionaron la apreciación de las intenciones reales de los interlocutores de la negociación. Es probable que en los próximos días los "etarras" anuncien que ellos no dan por rotos los contactos. Si así fuera, tengo para mí que antes de tomar una decisión, sería bueno que el presidente del Gobierno tuviera en cuenta la opinión de los expertos en la lucha antiterrorista del Ministerio del Interior y del CNI, expertos con los que hasta ahora no parece haber contado.

Fermín Bocos.

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