MADRID 24 Sep. (OTR/PRESS) -
En la vida, es fácil enfadarse, aunque, como nos dejó dicho Homero: acertar a enfadarse con quien hay que enfadarse y cuando hay que enfadarse, no es tan fácil.
Tras el asesinato, en Santoña, del brigada Luis Conde de la Cruz, Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, ha dicho palabras muy duras. Palabras que, orillando las condenas genéricas de la violencia y de quienes la practican, han señalado una de las raices del problema: la ambigüedad del PNV. Viene a decir Revilla que el Gobierno de Vitoria condena las acciones de los terroristas, pero no se emplea a fondo persiguiéndoles hasta el final. Revilla ha recordado que el Gobierno vasco calificó de "sentencia política" la sentencia del Tribunal Supremo que ha ilegalizado al PCTV y a ANV tras probar que eran partidos-escolio de la ETA.
También ha revelado el presidente de Cantabria que su colega, el "lehendakari" Ibarretxe, no ha tenido el detalle de ponerse en contacto con él para transmitirle el pésame por la muerte del militar asesinado antes de ayer en Santoña; al parecer, tampoco lo hizo en ocasión de otros atentados perpetrados en Cantabria por los etarras.
A lo largo de los años, decenas de cántabros han resultado heridos o dañados en sus bienes por obra de terroristas vascos. Ignoro lo que habría dicho Homero al respecto de este caso, pero tengo para mí que la indignación de Revilla y, con él, la de muchos cántabros, está más que justificada.
Fermín Bocos.