Fermín Bocos.- Políticos de segunda.

MADRID 27 Abr. (OTR/PRESS) -

¡Qué país¡ Tenemos casi de cinco millones de ciudadanos sin empleo y cerca de un millón de familias con todos su miembros en el paro y el gran debate nacional no está centrado en cómo resolver el problema. No. Gobierno (PSOE ) y oposición (PP) están en otra guerra. Los unos tratando de afinar el papel de fumar para que el mundillo filoetarra pueda encontrar algún tipo de acomodo en las listas de las municipales y los otros rasgando la piel del tambor para alertar sobre la penúltima deriva zapateril que pone en riesgo el Pacto Antiterrorista.

Lo que en Francia o Alemania- gobernara la derecha o la izquierda- habrían resuelto en una tarde, aquí llevamos meses dándole vueltas y vueltas. No tenemos remedio. Nos merecemos otra clase política. Dirigentes capaces de establecer prioridades; de estar atentos a los problemas reales de la gente que lo está pasando mal. Atentos a los dos millones de ancianos que malviven con una pensión miserable; a los parados a los que se les acaba la ayuda al desempleo; a los pequeños empresarios a quienes los bancos no dan crédito y se ven abocados a cerrar sus negocios; a los proveedores a los que los ayuntamientos deben lo que no está escrito; a los hipotecados que ven subir los tipos de interés y no saben cómo podrán hacer frente a su deuda; a los universitarios que terminan una carrera y no encuentran empleo; a los inmigrantes que se han quedado colgados, etc...

Políticos atentos a los problemas de la España real, no del país virtual en el que se han instalado y en el que viven rodeados de privilegios, vanidades televisivas y estadísticas "macro" que les hacen perder de vista la apurada situación por la que atraviesan miles de compatriotas. Cuando pienso en el coraje, en la entrega, la valía y el compromiso que acreditaron la mayoría de los políticos que llevaron adelante la Transición, no puedo por menos de sentir cierta añoranza. Nostalgia de aquella clase política. Siento decirlo, pero salvo contadas excepciones, los políticos de ahora son de segunda y algunos rozan lo patético.