MADRID 29 Ene. (OTR/PRESS) -
A nuestros políticos les gusta mucho hablar de democracia, pero como no todos tienen instintos democráticos, nos tratan a los ciudadanos como sí fuéramos cretinos. La deriva en subasta en la que ha entrado la berrea electoral es la prueba del desdén al electorado en el que se han instalado algunos dirigentes políticos. Reconociendo implícitamente que la economía de muchas familias atraviesa por un período de crisis, el presidente Zapatero promete que regalará 400 euros a cada ciudadano. Pero no será pasado mañana o el 15 de febrero, no; tiene que ser "después" de las elecciones. Es decir, después de votar al PSOE para que Rodríguez Zapatero continúe con sus ocurrencias. Si hay dinero para regalar 5.000 millones después del 9 de marzo, ¿por qué no hacerlo antes?
En oportunismo electoralista, forma de gobernar o aspirar a gobernar que pretende obtener el máximo beneficio personal olvidando principios y convicciones, Zapatero no está solo. También quien aspira a remplazarlo en La Moncloa, Mariano Rajoy, líder del PP, promete ahora que si gana las elecciones garantizará por ley la escolarización en idioma español en toda España. Si no lo hizo cuando fue ministro con Aznar, ¿por qué debemos creer que lo hará ahora?
Tierno Galván, el gran cínico ilustrado de la Transición, con la lucidez que le caracterizaba, sentenció para siempre lo que son las campañas electorales: un tiempo de subasta de promesas que nadie tiene intención de cumplir. Pues eso, que unos y otros, nos toman por tontos.
Fermín Bocos.