MADRID 25 Mar. (OTR/PRESS) -
Mientras algunos periódicos gastan papel en cábalas sobre la identidad del próximo portavoz del PSOE en el Congreso, la crisis económica pasa factura. A quienes hace cuatro o cinco años decidieron comprar un piso -idea que parecía razonable cuando el precio del dinero a crédito era barato-, y ahora viven angustiados por el subidón de las hipotecas, saber que un juez puede sustituir en ese puesto a un letrado de Cortes, seguro que les ha quitado un peso de encima.
La crisis de la que ni Solbes ni Zapatero querían oír hablar durante la campaña electoral llama con mano de bronce a las puertas de la economía familiar de los españoles. Se habla -todavía en voz baja y sin concretar siglas- de alguna caja de ahorros con serios problemas de liquidez porque prestó con alegría a las promotoras de viviendas que ahora tienen miles de pisos sin vender; se habla de bancos que captaron dinero en el exterior -para hacer operaciones inmobiliarias en el interior- y que ahora tienen problemas para devolver los prestamos; se habla de reducciones de plantilla en grandes empresas multinacionales -con su correspondiente efecto en las sucursales españolas-; se habla de ajustes salariales como fórmula para capear el temporal y, también se habla, de una rebaja de más de medio punto en las previsiones de crecimiento.
De todo eso habla la gente que tiene acceso a la información no contaminada por la crecida espuma del periodismo cortesano que, para no hablar de la crisis, entre otros trampantojos es capaz, como decía, de construir una montaña informativa virtual especulando con algo tan irrelevante como el nombre del futuro portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Si todo lo decide Zapatero -en ese silencio se ha convertido el otrora peleón Partido Socialista-, en el fondo, ¿qué más da quien vaya a ser su vocero en el Parlamento?
Fermín Bocos.