Leer para saber

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 5 diciembre 2007 19:51

El "Informe Pisa" -radiografía del fracaso escolar en España- parece haber disparado algunas alarmas aunque no donde más falta hacía: en el Gobierno.

Nuestros escolares leen poco y el nivel de comprensión de lo que leen es bajísimo pero para el presidente Rodríguez Zapatero la explicación reside en las "generaciones" que no han tenido el debido acceso a la cultura.

Semejante extravagancia no merece mayor comentario: se comenta por sí sola. Pero como el asunto es serio, tengo para mí que deberíamos afrontarlo con seriedad. Por ejemplo, haciendo buena la recomendación de Pere Pena, un maestro catalán que nos recuerda que el verdadero saber se forja con los libros y los años.

Pere Pena, un profesor de la ESO, que también es poeta y ensayista dice que a la vista del bajo nivel de comprensión de lectura que tienen los alumnos, antes que instalar Internet en las escuelas, habría que imponer una hora al día de lectura en silencio.

Cuando se habla de modernizar los sistemas pedagógicos, siempre hay alguien que apuesta por informatizar las aulas. Es un paso, pero no el paso capital.

A mi modo de ver, habría que replantear ese punto de vista porque induce a pensar que basta con tener acceso a Internet para estar ya poco menos que camino de la sabiduría. No es así: acceder a la Red no garantiza el conocimiento. Sé que está de moda la simplificación, incluso la infantilización del saber -como prueba bastaría analizar los parlamentos de algunos de nuestros políticos, llenos de anfibologías, anacolutos y no pocas epéntesis.

Pero ese camino, el de la simplificación, es contrario al que conduce a la reflexión. La costumbre de leer se crea por obligación, con constancia. Y la constancia -la tenacidad, incluso, a la hora de leer- resulta imprescindible en cualquier tipo de educación.

Leer, pues, para saber, sabiendo que ese saber es el que nos defenderá de los bárbaros... Aunque, hablando de los bárbaros, como dejó dicho Kavafis, otro poeta, después de todo, quizás ellos (los bárbaros) fueran una solución frente a tanto ignaro con sitial fijo en las escaletas de los telediarios.

Fermín Bocos.

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