Actualizado 14/12/2007 01:00

Fernando Jáuregui.- El futuro de José Bono... y el de Gallardón

MADRID 14 Dic. (OTR/PRESS) -

Este nuestro es un país en el que apasionan más las especulaciones sobre el futuro de los ex que el presente de los que son. Y, así, disipadas -aunque no del todo- las hipótesis sobre qué hará Rodrigo Rato, ahora empezamos con lo que será o no será de José Bono. O de Alberto Ruiz-Gallardón, si vamos al caso. Ambos pasan por querer ser presidentes de gobierno -cosa legítima y casi hasta necesaria en un político de raza-, ambos son poco queridos por sus partidos, ambos han probado que arrastran votos, ambos son más bien tirando a políticamente incorrectos por lo que se refiere al pensamiento de 'la jerarquía' en sus respectivas formaciones. Y ambos reciben ocasionalmente correctivos de sus (teóricos) correligionarios: al alcalde madrileño le tira de las orejas de cuando en cuando la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre; de Bono hablan pestes en privado algunos militantes del 'aparato' del PSOE, y en público acaba de hacerlo la ministra, que es más que una ministra, Carmen Chacón.

Son dos figuras atractivas, que van a polarizar mucho interés en la campaña electoral. A Ruiz Gallardón le colocarán en la lista de Madrid, aunque se discute aún en qué puesto. Bono se presenta de cabecera de cartel por Toledo, que es su feudo, lo mismo que Madrid es el de Gallardón. Ambos son amigos y reconocen sus paralelismos. Saben que ni el uno ni el otro serán jamás plenamente aceptados por sus respectivas formaciones: demasiado carácter, demasiada ambición, acaso excesivo carisma.

No sé cuál es el futuro de ambos. Puede que Bono alcance a ser presidente del Congreso de los Diputados si gana el PSOE, aunque no estoy seguro de que los socialistas catalanes se lo permitan. Sé que ambos hablaron informalmente en alguna ocasión de reunirse en un proyecto de centro, templado, aunque sean dos gallos en un gallinero. Y que, a raíz de aquello, comenzaron a esparcirse rumores y habladurías desagradables para ambos. Ya se sabe que desafiar a los 'aparatos' de los partidos tiene sus riesgos.

Lo que sí sé es que las cosas no se van a quedar así. Tienen demasiado tirón estos dos animales políticos, tan difícilmente clasificables como, por ejemplo, pueda serlo Sarkozy en Francia.

Fernando Jáuregui

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