Actualizado 19/01/2008 01:00

Fernando Jáuregui.- La otra 'Operación Muñoz Grandes' en el PP (Parte 1 de 2)

MADRID 19 Ene. (OTR/PRESS) -

Hay en el 'cuartel general' de Génova quien la llama 'Operación Muñoz Grandes', por lo complicado y enredado de esta lucha por el poder, aunque, por lo demás, poco tenga que ver con las intrigas palaciegas de los tiempos del franquismo. Hay quien está muy contento, y quien no lo está. El caso es que el Partido Popular, 10 millones de votos y 700.000 militantes a sus espaldas --la última ficha de afiliación la acaba de firmar Manuel Pizarro, el personaje de moda--, se ha estremecido esta semana como un junco al viento: ¿ha sido una crisis de fortalecimiento o el principio del fin de Mariano Rajoy? En la sede nacional del PP hay opiniones para todos los gustos. Pero nada será igual tras lo ocurrido en esta semana en la formación que preside Mariano Rajoy.

El caso es que la 'batalla de Madrid' dentro del PP se ha resuelto con la victoria de quienes son llamados 'el clan de los turolenses', una definición impropia, puesto que de Teruel son apenas Manuel Pizarro y Federicio Jiménez Losantos, el director de las mañanas en la cadena COPE, el hombre que aseguran que más influye en el principal partido de oposición desde fuera de ese partido, contra el que ocasionalmente lanza duros venablos. La decisión de no incluir al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en las listas de Madrid para las elecciones generales del próximo 9 de marzo ha levantado oleadas de especulaciones acerca del futuro no solamente del alcalde, sino de los propios Rajoy y Esperanza Aguirre, espoleta del disparo de Gallardón hacia el vacío.

El gran golpe de efecto lo daba Rajoy a comienzos de la semana, con el anuncio de que el ex presidente de Endesa y de la Bolsa madrileña, Manuel Pizarro, turolense de 57 años, que se hizo célebre por su pelea frente al Gobierno, a Gas Natural y a La Caixa de Catalunya, contra la OPA presentada sobre Endesa, se incluiría en las listas electorales del PP. Enorme sorpresa, porque, aunque ya se había rumoreado el 'aterrizaje' de Pizarro en el PP, las especulaciones se habían desinflado al aceptar el ex presidente de Endesa una consejería en Telefónica. Eso ocurrió hace menos de un mes y ahora Pizarro, desconcertando sin duda al mismísimo César Alierta, renuncia al rentable consejo de la mayor compañía de España y entra de lleno en política como 'número dos' de hecho (que no de derecho, porque para ello sería preciso un congreso) del partido. Por encima, en la realidad, del mismísimo Angel Acebes, secretario general de los 'populares'.

Es decir: parece claro que su decisión se tomó a última hora, por petición directa -dicen fuentes del PP- de Mariano Rajoy y una mínima intervención de José María Aznar, que, pese a la actividad incesante de la FAES, influye mucho menos de lo que algunos dicen en la marcha de los asuntos de los 'populares'.

Excepto en el PSOE, la entrada en liza de Pizarro fue generalmente bien acogida en sectores económicos y mediáticos, aunque crecían las especulaciones acerca de cuál será su destino en el caso de que el PP gane las elecciones: ¿vicepresidente económico? Quizá no, porque Pizarro parece inclinarse más hacia un Ministerio más 'político' (y menos comprometido, con los tiempos que nos vienen en el terreno económico), como Justicia. Lo que nadie ha explicado son las razones profundas de la aceptación de Pizarro, que en todo caso ganará mucho menos dinero -tampoco lo necesita- y corre el riesgo de que partido pierda en las urnas el 9 de marzo. En todo caso, el ex presidente de Endesa, pletórico de entusiasmo en sus primeras intervenciones como candidato y número dos de la lista por Madrid, no lo ha explicado suficientemente.

Claro que la a veces desafortunada política de comunicación del PP se encargó de que, a las pocas horas, el 'efecto Pizarro' quedase anulado por la noticia de que Rajoy, en medio de una tremenda bronca con Esperanza Aguirre y el propio interesado -"me tenéis harto los dos"-, en su despacho de la planta séptima de Génova, había comunicado al alcalde de Madrid que no iría en las listas. Los planes se habían alterado. Porque, en realidad, lo previsto era lo contrario: primero, la noticia de que Gallardón no estaría en las candidaturas al Parlamento -algunos quisieron convencerle de que fuese por el Senado, pero, claro, él ni lo tomó en consideración-- y luego, el anuncio de lo de Pizarro, para contrarrestar. Pero el ex presidente de Endesa se fue de la lengua en Aragón y alguien a quien se lo comunicó en Zaragoza se lo filtró a la cadena SER en esta ciudad. Así que hubo que anticipar el orden de los factores, alterando el producto, y anunciar primero lo de Pizarro y después proceder a la operación de exclusión del alcalde madrileño.

(...)

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