Actualizado 26/11/2007 01:00

Fernando Jáuregui.- La semana política que empieza.- ¿Escribir es llorar? No, leer es llorar

MADRID 26 Nov. (OTR/PRESS) -

La presentación de algunos libros especialmente polémicos se convierte, a veces, en todo un acto político. O social. O en motivo de nueva polémica. Eso es lo que está ocurriendo con el acto de presentación, este lunes, de la obra de una periodista que se desempeña como jefa de prensa de una institución judicial y es, a la vez, la esposa de un magistrado que leyó la sentencia del 11-m. ¿Puede un periodista, en razón de su cargo institucional, y más aún en razón de su proximidad familiar a una fuente, publicar un libro en el que se desvelan algunos secretos incómodos para alguien?

Noticia es, dicen los tratados más audaces, todo aquello que alguien no quiere que se publique. Me parece una definición impecable. Por tanto, noticia es todo aquello que un periodista, en el ejercicio de su función, es capaz de averiguar incluso en contra de la protección de las fuentes oficiales u oficiosas. Y no es noticia lo que un magistrado, por persona interpuesta, quiera que salga a la luz para su mayor gloria y provecho.

Y algo de esto hay en el libro al que me refiero, donde se descalifica brutalmente a cuantos han osado criticar al juez-esposo.

O la esposa deja de ser esposa y se atiene, por tanto, a lo que el resto de los periodistas son capaces de conseguir por sus propios medios, y, además, dimite del cargo institucional que la convierte en portavoz de una parte de la judicatura, o se abstiene de publicar libros hagiográficos como este que hoy se presenta entre pasiones que, sin duda, sirven para vender ejemplares. Pero que, al menos, la autora deje de dar lecciones de ética periodística: ella, en eso, ha fallado de manera terrible.

Puede que el libro de marras -que, por lo demás, tampoco va a significar una cumbre de las letras ni de la profesión de informar_sea también un indicio de cómo anda el estamento judicial, capaz de estallar por una bastante insignificante obra periodística. Son incapaces de indignarse o de tomar medidas ante la no renovación del Consejo del Poder Judicial, o ante las llamas que devoran al Tribunal Constitucional, pero cuidado con tocar el ego de algunas señorías, porque eso hace estallar barriles de pólvora.

Alguien debería haberle dicho al juez-esposo que, como anunciaba Felipe González, también se puede morir de éxito. O, mejor, que siempre se muere de éxito cuando no se tiene la altura moral suficiente para afrontarlo.

En otro orden de cosas, y ya que hablamos de libros antiperiodísticos, alguien debería haberle dicho también a Zapatero eso del éxito y del ensoberbecimiento, que permitió, con las declaraciones 'exclusivas' del presidente y de su entorno a un escriba, la aparición del libro más vergonzosamente hagiográfico que se haya publicado jamás sobre presidente de gobierno democrático alguno.

O alguien debería haberle comentado algo de esto igualmente al presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que publica un libro y a continuación convoca una manifestación sin, a mi juicio, tener la suficiente 'excusa' para ello. Una buena operación de 'marketing', en todo caso, aunque líbreme Dios de decir que el mentado presidente pueda haber acudido a esta convocatoria en momento personalmente 'oportuno', aunque resultase políticamente de lo más inoportuno. No hay por qué dudar de la buena voluntad de algunos a la hora de convocar una manifestación (otra manifestación); pero, claro, a la hora del análisis resulta conveniente señalar algunas curiosas coincidencias.

Dicen, lo decía Larra entre otros, que en España escribir es llorar. Ahora, llorar es a veces ver lo que otros escriben.

Fernando Jáuregui

Contenido patrocinado

Foto del autor

Antonio Casado

La sentencia

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

De escándalo en escándalo hasta la traca final

Foto del autor

Rafael Torres

Kafka al fondo

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Sexo en el Congreso de los Diputados