La herencia del hambre

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 11 abril 2007 15:53

Todos sabemos los estragos que causa entre los jóvenes la moda de la delgadez extrema. Anorexia y bulimia ya no son dos palabras que nos suenan a "cosas" que les pasan a otros y de las que nosotros estamos a salvo.

Los ejemplos, antes raros, de jóvenes que se mataban literalmente de hambre por tener un tipo 'a la moda' y que sus familias y sus amigos escondían como si en vez de ser víctimas de una enfermedad fueran una vergüenza, empiezan a abundar en nuestro propio entorno.

Al igual que ocurrió con el consumo de drogas, la campaña de sensibilización que están llevando a cabo desde hace años prácticamente todos los medios de comunicación sobre la cosecha de muerte que la anorexia y la bulimia se cobran en nuestro país ha terminado por convencernos de la necesidad de atajar con decisión esta auténtica plaga.

Medidas que en tiempos parecían exóticas e incluso extravagantes, como la decisión de la de la Pasarela Cibeles de exigir una determinada masa corporal a las modelos para desfilar, hoy se ven con toda naturalidad. Pero, aunque el exceso de peso es igual de dañino para la salud, tendemos a verlo con mayor condescendencia, a veces incluso con simpatía

No me refiero, naturalmente, a casos extremos como el de ese niño asturiano cuya custodia acaban de quitarle los servicios sociales del Principado a sus abuelos; por más que a estos les parezca que el niño estaba "gordito pero sano como un coral", es de sentido común que un niño de diez años que pesa 100 kilos es una bomba de tiempo.

Que la madre del pequeño muriera de anorexia puede explicar que los abuelos crean que engordarle como a un pavo de Navidad es sinónimo de salud y la mejor forma de que no corra la triste suerte de su madre, pero no justificarlo. Por mucho que quieran estos abuelos a ese niño, yo creo que es más que evidente que las autoridades asturianas no podían dejar correr algo así sin faltar a la obligación de proteger a ese niño que nuestra Constitución encomienda a los poderes públicos por todos los medios a su alcance y de forma categórica

Sobre todo con los niños y las niñas más pequeños, sin embargo, en nuestro país, como sociedad, tendemos a darle menos importancia a los kilos de más que a los kilos de menos; a esto es a lo que me refiero. La explicación que personalmente me parece más plausible es que esto es un tic de los años del hambre de la guerra y de la postguerra, que los hijos de aquellos españoles hambrientos aun llevamos grabado en los genes que niño gordo es igual a niño sano.

Fue verdad, pero ya no lo es, y lo sabemos, todos sabemos que esta España, por fortuna, no es aquella. La salud de las jóvenes generaciones de españoles depende de que, también contra la obesidad, los más mayores actuemos -ahora que aun podemos- en consecuencia.

Consuelo Sánchez Vicente.

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