MADRID 8 Feb. (OTR/PRESS) -
Lo que más me fastidia de personajes como Dimas Cuevas, el candidato al Senado del PP por Albacete que lleva años escribiendo libelos contra gays y lesbianas, aparte del desprecio que me merecen sus opiniones homófobas, es esa actitud justificativa con la que pretende taparlas. Esconde sus exabruptos bajo el manto de la sátira jocosa, como si este género noble pudiera estirarse hasta avalar el insulto y la denigración del otro; dice que lleva 25 años escribiendo artículos, pero aquellos que ahora se muestran son muy actuales y difícilmente se les puede aplicar la eximente del contexto social en que fueron concebidos; y además, como muchos de los que se someten al escrutinio público, recurre al manoseadísimo "fuera de contexto" para trasladar la responsabilidad de sus dislates al entendimiento de quienes los leemos, incapaces como somos de captar su sutilísimo humor. En fin, que se muestra incapaz de sostener cinco minutos su hombría -exhibida reiteradamente en sus artículos por contraste con aquellos que "no tienen sus hormonas en equilibrio"- para mantener y defender lo que escribe que, se supone, es destilación de lo que piensa.
En las Cortes de la II República que aprobaron el sufragio femenino se escucharon también muchos argumentos denigratorios sobre la mujer: sobre su estructura mental precaria, sobre su histerismo natural e incapacitador, sobre su nula condición para la política. Clara Campoamor escribió sobre estos diputados con indulgencia -"al menos dicen lo que piensan"- y fue muy dura al juzgar a aquellos que defendían con la boca pequeña el derecho aunque en realidad pensaban como aquellos reaccionarios. Así que a Dimás Cuevas no le pediremos que calle, sino que tenga el valor de sostener sus ideas. Y si es posible que nos diga algo más, mejor. Una vez que sabemos lo que piensa de los homosexuales, nos gustaría conocer sus opiniones sobre las parejas de hecho, los divorciados, las madres solteras, el aborto, los negros, los discapacitados... así sabríamos a qué atenernos.
Y así podríamos preguntar al PP con más razones, aunque tampoco creo que se necesiten, si esto era lo mejor que tenían que ofrecer a los ciudadanos de Albacete para representarlos en el Parlamento.
Isaías Lafuente.