Actualizado 30/04/2008 02:00

Isaías Lafuente.- Peligrosas tentaciones

MADRID 30 Abr. (OTR/PRESS) -

El gobierno del PP en la Comunidad Valenciana ha resucitado para sí el contrato de integración para inmigrantes que Rajoy propuso para el resto del Estado y las urnas se encargaron de hibernar. La idea tiene los mismos defectos que la que propuso su jefe, agravados por la incapacidad que tienen las comunidades autónomas para expulsar a los inmigrantes que no lo cumplan. Es, pues, puro humo. Sigue Camps la senda de Esperanza Aguirre que, durante la pasada legislatura, animada por la inacción de la oposición socialista en la comunidad, ocupó buena parte de su tiempo en hacer oposición al gobierno Zapatero desde su sillón autonómico con la intención de ganar una presencia pública que la situase como alternativa dentro de su propio partido si las cosas venían mal dadas.

La noticia llega el mismo día en que Eduardo Zaplana anuncia que deja su escaño para incorporarse a Telefónica. Las miradas se dirigen ahora a otros ilustres miembros del "equipo de Rajoy", como Manuel Pizarro o Juan Costa, que abandonaron suculentos puestos en la empresa privada para embarcarse en la aventura de la reconquista del poder y que se han convertido, prematuramente amortizados, en incómodos jarrones chinos para los que no se encuentra lugar. Entre los que se van y los que se quedan como sombra amenazante, parece incontestable que existe una potente corriente en el seno del PP dispuesta a rematar la faena que iniciaron los ciudadanos con sus votos.

A estas peligrosas tentaciones en el seno del PP se unen las del presidente del Gobierno que intenta tranquilizar a la ciudadanía sobre la situación económica con el argumento de que el peor de los datos que están por llegar siempre estarán por encima de los que logró el PP en sus gobiernos. La idea parece gustarle porque la lanzó el fin de semana ante los suyos y la reiteró el lunes en 59 segundos. Al margen de que la demostración de la afirmación no está asegurada, parece olvidar el presidente que la referencia hoy ya no está en 2004, y que los ciudadanos juzgarán en 2012 la bondad de sus actuaciones respecto a lo que él mismo consiguió hacer en la pasada legislatura. Seguramente el laboratorio de ideas que comienza a armar Jesús Caldera le advertirá en su día sobre la incompatibilidad de suscitar ilusión por el progreso apelando a un amortiguado regreso. Yo me adelanto, por si acaso.

Isaías Lafuente.

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