MADRID 1 Jul. (OTR/PRESS) -
La felicidad de los españoles, de su mayor parte, desbordó en la noche del domingo algunos de sus límites racionales, o razonables, posiblemente como efecto de las actuaciones descontroladas de las masas, y por el añadido de algunos grados de alcohol más de la cuenta. Lo cierto es que, de madrugada, la capital parecía zona desolada, por los destrozos de mobiliario urbano producidos. Pero todo sea por el triunfo, cuarenta y cuatro años después, de la selección española que ha dirigido paciente y laboriosamente Luis Aragonés, y que ha contado con un formidable plantel de buenos jugadores. Loor a los vencedores y bochorno para quienes pagaremos, como contribuyentes, los destrozos causados. La celebración de la Eurocopa coincide con el comienzo del nuevo semestre europeo, que debe presidir la Francia de Sarkozy. No es el semestre que el mandatario galo había proyectado ni habían preparado sus colaboradores. Todos ellos han debido modificar sus supuestos iniciales por razón del no de los irlandeses al tratado de Lisboa. Dicho de otro modo, a París corresponde asumir las riendas de una Unión en crisis. Al no irlandés se añade otro problema de primerísimo orden, que desbordo los problemas de cada país de manera individual, para hacerse extensivo a todos: Me refiero a los precios del petróleo, que afectan, por igual, a Europa, Asia, África, América y Oceanía. ¿Se puede hacer algo para aliviar una situación tan precaria como la que han originado los precios en escalada permanente y siempre desbocados? Los países de la UE en su más reciente cumbre abordaron la cuestión, sin llegar a ningún acuerdo que pudiera suponer alivio alguno a sus maltrechas economías. De repente, y por causa de esos precios descontrolados, Europa es considerablemente más pobre o menos rica...
Sobre todo por el primero de los problemas mencionados, el no irlandés, existe la coincidencia de que Europa pasa por una crisis del tipo de las que ya ha pasado muchas, la anterior, cuando Francia y Holanda decidieron negar su voto favorable a la Constitución que se había elaborado para el mejor funcionamiento de sus instituciones, pero que fue preciso reconducir y reducir al Tratado de Lisboa. Ni la una ni el otro terminan de verse ratificados por cada uno de los países integrantes, incluso en el caso paradójico de que alguno de los más resistentes, como es el caso de Irlanda, hayan sido de los países más beneficiados económicamente en las dos últimas décadas, hasta conseguir una renta per capita formidable, y situarse entre los países más prósperos.
Sarkozy, por o demás, llega a la presidencia de la Unión cuando ya sus niveles iniciales de "glamour" se han ido rebajando mes tras mes, y tan sólo le queda "el hada madrina" Carla Bruni. Como señala la crónica de un corresponsal en la sede de la Unión, los socios ya desconfían del ímpetu inicial del taumaturgo laico "Sarko". El no irlandés y el precio de los combustibles recortan sustancialmente sus ambiciones. Pero siempre le quedará algún conejo bajo la chistera... o no.
José Cavero.