MADRID 7 Sep. (OTR/PRESS) -
El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, calcula que se tardarán "tres o cuatro años" en recuperar el empleo perdido en los más de dos años de crisis que acumula España. En este tiempo, según ha añadido el ministro saliente en una entrevista a la Cadena Ser, confía en volver a una tasa de paro del 10 por ciento, siempre y cuando "las cosas no se tuerzan y vayan como todo hace prever que irán". En su opinión, el ajuste en el empleo ya se ha producido, en su mayor parte, tras pasar de 1,7 millones de desempleados a finales de 2007 hasta los 4,6 millones de la última Encuesta de Población Activa del segundo trimestre. Tampoco los datos de paro registrado, que elabora su departamento, ofrecen un mejor panorama después de registrar en agosto su primera subida en cinco meses. A partir de ahora, ha valorado Corbacho, el mercado laboral se va a comportar en función de la estacionalidad y en la medida en que la economía vaya creciendo, empezará a tener una repercusión positiva sobre la creación de puestos de trabajo.
El ministro de Trabajo abandonará su cargo tras la huelga general convocada por los sindicatos para el próximo día 29 en contra de la reforma laboral para incorporarse a las listas del PSC de las elecciones autonómicas. Corbacho indicó que la contratación temporal "difícilmente va a cambiar" en el medio plazo, sino que, al contrario, será "una constante en el futuro", a pesar de que ya se aprecian "síntomas importantes" de recuperación económica. No obstante, señaló que todavía el nivel de incertidumbre sigue "pesando mucho" y, por ello, el empresariado español, mientras persista la incertidumbre, seguirá optando por que la entrada en el mercado laboral sea temporal.
Según Corbacho, dentro de unos meses, será preciso ver si los contratos que ahora se hacen temporales acaban pasando a fijos. "Estoy convencido de que va a mejorar de una manera importante (la contratación fija), pero necesita un tiempo y un recorrido", subrayó. Preguntado acerca de si se arrepiente de alguna medida adoptada al frente del Ministerio de Trabajo, Corbacho dijo que no se arrepiente de nada y citó, como ejemplos, los 12.000 millones adicionales que se han destinado a las prestaciones por desempleo, la ayuda de 426 euros para parados que han agotado las prestaciones y la ley que permite a los autónomos percibir el paro.
Sin embargo, reconoció que estas medidas se han adoptado en mitad de una crisis mundial que también ha obligado al Gobierno a tomar medidas "duras". "La mayor dureza es que las empresas han tenido que hacer ajustes de plantilla y muchas personas han perdido su empleo", añadió. El ministro defendió el diálogo social, a pesar de su ruptura, y apostó por que, una vez que pase el 29 de septiembre (día de la huelga general), se sigan buscando "puntos de encuentro" con patronal y sindicatos. Sobre la huelga general, Corbacho afirmó que "respeta" que los sindicatos hagan una crítica a la política del Gobierno, pero se cuestionó si era necesaria. "Yo más que entenderla, la respeto. Es un derecho constitucional y han considerado (los sindicatos) que concurren políticas económicas que, desde su punto de vista, no son merecedoras de un soporte por parte de ellos. Creo que tal vez no hubiese sido necesaria una huelga general y lo que hay que pedir es que los ciudadanos la puedan ejercer en absoluta y total normalidad", concluyó.
Recientes encuestas expresan la seria duda que muestran muchos ciudadanos sobre el éxito que pudiera obtener esa convocatoria de huelga sindical.