Actualizado 29/06/2010 14:01

José Cavero.- Finalmente, el TC falla sobre el Estatut.

MADRID 29 Jun. (OTR/PRESS) -

Pocos podían sospechar que esta vez sí, al séptimo intento, los diez magistrados participantes en el debate sobre la constitucionalidad del Estatuto de autonomía -uno fallecido y otro recusado- iban a poder fallar favorablemente. El método de la presidenta, de votar por bloques, ha permitido lo que ya parecía un milagro: que ocho a dos o seis a cuatro -según los bloques-, se pudiera sacar adelante un texto al que el PP, el Defensor del Pueblo y algunas otras instituciones más habían presentado sendos recursos, por entender que no se atenía estrictamente a la letra o al espíritu de los redactores de la Constitución. Finalmente, hay que celebrar que, casi cuatro años después de su aprobación por el Parlament y las Cortes españolas, y después de que hayan sido elaboradas varias normas emanantes del Estatut, se disponga del fallo, aunque algunas de las primeras reacciones, procedentes de agrupaciones nacionalistas, hayan resultado especialmente alarmistas. Cabe suponer que no les habrá complacido que una docena de artículos hayan sido desestimados por inconstitucionales, y otra quincena deberán ser interpretados en su correcta validez. Para muchos, eso supone una desautorización flagrante del Estatuto propuesto por los políticos, y acaso por la sociedad catalana. Para otros, se trata, sencillamente, de que cada cual ha cumplido su correspondiente cometido: el TC avala la mayor parte del Estatut, por lo que, aunque haya sido interminable la deliberación, finalmente se ha despejado un asunto que había movido a reclamar la incompetencia de los propios magistrados, que no habían sido capaces, hasta la fecha, y durante casi cuatro años, de llegar a un fallo y elaborar una sentencia. Ahora falta esperar el fruto de esas deliberaciones: la sentencia, los votos particulares en contra, y hasta las propias negociaciones internas de sus señorías.

Manuel Aragón se ha constituido el hombre clave de los debates, y ahora se menciona su nombre como uno de los juristas sobre quienes podría recaer la presidencia del propio TC. Porque la consecución de un fallo y una sentencia abre finalmente la puerta a la deseable renovación del Tribunal, tan largamente esperada. Curiosamente, vendrá a coincidir con el revelo del Defensor del pueblo, que también en esta materia alcanzó un protagonismo que muchos consideraron inadecuada o inconveniente. También estará por ver el efecto que este fallo y sentencia del Estatut tendrá sobre otros estatutos de autonomía "inspirados" por os artículos de este debatido texto catalán. Pero todo eso es adelantar acontecimientos. De momento, la gran novedad a celebrar es que haya habido un mínimo entendimiento para una votación favorable, que haya un fallo positivo, y que en unos días podremos conocer la sentencia*

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